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Columna
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La ganga de la deuda argentina

Las prácticas antimercado como la nacionalización de YPF han desviado a los compradores de deuda soberana argentina. Ahora cotiza a un precio más bajo que la deuda de algunos países latinoamericanos e incluso europeos. Sin embargo, las finanzas argentinas están en buen estado. Los inversores pueden estar perdiendo una ocasión.

Las políticas de la presidenta Cristina Fernández explican algunas repercusiones sobre la deuda del país. Pero seguramente no son suficientes para justificar que los bonos argentinos sean considerados más arriesgados que los de Venezuela. El presidente Chávez probablemente sea el mayor violador de derechos de propiedad de la zona. Sin embargo, la apropiación de YPF revirtió una tendencia de al menos dos años de una deuda argentina mejor que la venezolana. Lo mismo ocurre con los seguros contra impago. Estos han crecido al menos un 50% este año. Ahora cuesta 3,3 millones de dólares asegurarse contar un impago de 10 millones en bonos argentinos, comparados con los 2,5 de Venezuela. Mientras, el bono de referencia argentino, el Boden 2015, se vende ahora por 80 céntimos sobre el dólar.

Todo tendría sentido si Argentina tuviese problemas fiscales. Pero con 185.000 millones de dólares, la deuda total del país en 2011 equivale al 41,3% del PIB, mejor que España e Italia. Además, con un crecimiento del PIB del 4% y fondos disponibles de las reservas del banco central, de los fondos de pensiones y de las arcas de YPF, Argentina tiene una amplia liquidez.

Una impago es improbable en cualquier situación. Primero, un impago tendría poco sentido financiero o político ya que cerca de la mitad de la deuda pendiente de Argentina está en manos de instituciones gubernamentales del país. Segundo, hay un método contra los engaños económicos de la presidenta. Sus políticas poco ortodoxas generalmente están encaminadas a impulsar su popularidad. Un impago de la deuda del país no le haría ganar ni un aplauso,especialmente con las elecciones programadas para 2013. Los inversores astutos deben ignorar el ruido y descubrir una ganga.

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