Más decisiones en la zona euro
Europa está en una encrucijada histórica. Los errores de diseño de la Unión Monetaria (sin Tesoro único, con un raquítico presupuesto federal, un banco central limitado en sus funciones, cacofonía política y dilación de las decisiones) se han puesto en evidencia tras el boom de crecimiento del último ciclo y la súbita crisis financiera. Una de las consecuencias directas es la dificultad de financiación, tanto pública como privada, de las economías con mayores tasas de endeudamiento y abultadas pérdidas de competitividad. España, que ha acumulado un sinfín de desequilibrios durante 14 largos años de crecimiento, está sometiendo a su economía a una transformación acelerada para corregirlos, con control presupuestario e intensas reformas económicas, tal como los financiadores reclamaban. Pero las reformas no dan fruto de un día para otro. Algunas pueden tardar trimestres en hacerlo, y mientras, la financiación sigue complicándose y abriendo una brecha injustificada de coste entre países de la misma área monetaria. Aunque sea con la heterodoxia habitual del BCE, saltándose las atribuciones que le da la norma, debería bajar la temperatura en los mercados de deuda, sea con liquidez o con compra de bonos, mientras los políticos terminan de componer el andamiaje institucional y financiero del euro.