Los 'bancos malos', una solución costosa y de éxito incierto
Resolver de un plumazo todo el problema inmobiliario del sistema financiero agrupando los activos problemáticos en una suerte de banco malo puede parecer una solución ideal, pero su puesta en marcha ha dado resultados muy diferentes. Está la fórmula radical de Islandia de suspender pagos directamente y garantizar los ahorros de los consumidores. Por delante le queda ahora al país un largo rosario de pleitos internacionales. Otra idea es el TARP estadounidense, donde el Estado entró directamente en el capital de los bancos, una vez que fueron identificados los activos tóxicos. El TARP está dotado con 700.000 millones de dólares y tiene 10 años de vigencia. En realidad, el plan estadounidense no solo incluye ayuda a la banca, sino también a los consumidores con fórmulas de refinanciación de hipotecas para evitar embargos. Washington no espera recuperar la ayuda al pequeño ahorrador, pero sí el grueso de la ayuda a la banca y lo está haciendo con gran éxito. Las ayudas empezaron a devolverse en 2009 y en algunos casos, como en la intervención en Citi, el Tesoro ha ganado 9.000 millones de euros vendiendo sus acciones más caras de lo que las compró.
En Reino Unido, la nacionalización a gran escala en bancos como Lloyds o RBS ha arrojado, en cambio, pérdidas de 31.000 millones, tras una inversión equivalente a 124.000 millones de euros. En el caso alemán, a través de la agencia especial FMSA y su fondo particular SoFFin, se han puesto en marcha ayudas por un valor de 31.000 millones de euros; en este caso, la ventaja de Berlín es la boyante situación económica, que ha facilitado el éxito de los planes. Otro tanto de lo mismo se puede argumentar en Holanda, que tuvo que invertir 26.800 millones entre ABN Amro e ING.
Irlanda comparte con España el caso de una burbuja inmobiliaria desbocada y un apalancamiento privado masivo. La diferencia está en que el auxilio público de Dublín fue mucho mayor en términos relativos. Irlanda gastó 70.000 millones en la NAMA (National Asset Management Agency), una ayuda equivalente al 33% del PIB, en forma de bonos públicos que entregó a los bancos como liquidez inmediata, a cambio del traspaso de activos. "Al hacerlo así, la deuda pública se disparó", concluye José de Ochoa, director de instituciones financieras en Álvarez & Marsal, que asesoró al Gobierno irlandés en la creación de la NAMA. "La idea inicial era buena, la estructura no ha sido la adecuada", resume el experto. El aumento súbito de la deuda pública abocó al país al colapso y a solicitar la intervención inmediata de Bruselas.
El descuento inicial aplicado a los activos transferidos fue del 35%. Pero este ajuste de valoración aumentó con rapidez. "El descuento aplicado al suelo ascendió al 95%; el sector residencial, entre el 50% y el 60% y las pérdidas de centros comerciales, oficinas y locales, fue del 65%", subraya Ochoa.
La NAMA se hizo con la vocación inicial de un plazo de 10 años para liquidar todos los activos. A día de hoy, la agencia sí ha hecho progresos en la cartera internacional, con propiedades principalmente en Reino Unido y EE UU, aunque también en países como España. Pero el grueso, un 80%, está en Irlanda y ahí las ventas han sido "poco significativas", en palabras de Ochoa.
La situación de los bancos tampoco es boyante. Un informe de RBS identifica a los bancos irlandeses como los "alumnos aplicados" de entre los países periféricos, porque son los que menos uso han hecho de la ronda de liquidez a largo plazo del BCE (LTRO) y se están "desapalancando de forma muy proactiva". Pero, a continuación, el propio RBS relata cómo los bancos irlandeses sufrieron en febrero una caída del 19% en los depósitos, medida en términos interanuales. La vivienda mantiene un descenso de los precios próximo al 49% desde el pico de 2008, el crédito hipotecario ha caído un 36% en los últimos dos años , mientras que el porcentaje de créditos morosos ha aumentado del 2% al 15%.
Ayudas
1,6 billones entre capital y garantíasEl respaldo de los Estados de la UE a la banca ha sido básicamente en forma de garantías o avales para poder financiarse. Según datos de la Comisión Europea, se han empleado 1,2 billones de euros a este fin. Unos 400.000 millones se han empleado en inyecciones directas.Las ayudas directas del Estado a la banca española ascienden a 21.627 millones de euros.Alemania ha invertido 31.000 millones de euros en el sistema financiero alemán a través de la sociedad diseñada al efecto: el SoFFin.
Fórmula alemana solo para dos entidades
La opción del Gobierno alemán fue crear una agencia especial, la FMSA, cuyo objetivo principal fue la administración del SoFFin, el fondo destinado a la estabilización del sistema financiero alemán. De acuerdo con los datos de la propia FMSA, el SoFFin ha empleado 19.800 millones de euros en operaciones de recapitalización y otros 11.200 millones están comprometidos en forma de garantías (avales del Estado para la emisión de deuda). Es decir, la ayuda total se puede cifrar en 31.000 millones.Sin embargo, el gran hito de la FMSA fue la creación mediante el SoFFin de unas sociedades especiales donde las entidades podían depositar sus activos problemáticos y no esenciales, los bancos malos al estilo alemán.El grado de intervención estatal que implicaba aceptar las reglas del SoFFin hizo que solo dos entidades se adhirieran al plan: Hypo Real Estate (HRE) y WestLB. La sociedad que administra los activos de HRE es la FMS Wertmanagement y los activos transferidos, a cambio de bonos, a la misma ascendieron a unos 124.000 millones. La FMS tiene un plazo de 10 años para liquidar estos activos y cerrar el proceso con un coste cero para el contribuyente. Los activos de WestLB son de 77.500 millones de euros.