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Serán de carácter voluntario y su diseño se aprobará este viernes

El Gobierno estudia incentivos públicos para hacer atractivos los 'bancos malos'

El Gobierno aprobará el viernes su segunda reforma financiera, basada en la creación de "compañías de gestión de activos inmobiliarios". Una suerte de bancos malos individuales y voluntarios para que la banca se deshaga del ladrillo. El Ejecutivo estudia aprobar incentivos para alentar a entidades e inversores y adelanta ya que podría haber ayudas públicas para "situaciones límite".

El Gobierno estudia incentivos públicos para hacer atractivos los 'bancos malos'
El Gobierno estudia incentivos públicos para hacer atractivos los 'bancos malos'BLOOMBERG

El Gobierno aprobará el viernes las pautas para crear bancos malos, ese modelo para sacar el ladrillo de la banca que tantas veces había negado que utilizaría. Lo hará, eso sí, con matices. La fórmula nacerá bajo el sobrenombre -el tercero que recibe este tipo de sociedades- de "compañías de gestión de activos". Las entidades podrán crear estas de forma individual y voluntaria, como venían reclamando las grandes del sector, reacias al modelo de banco malo. Pese a sus nuevos apellidos, estos entes podrán incluso recibir ayudas públicas, tal como admitió ayer el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. El Ejecutivo estudia, además, qué otros incentivos compondrán la "letra pequeña" del decreto para fomentar su creación y atraer a inversores privados.

Estas compañías serán el pilar maestro sobre el que se asentará la segunda reforma del sistema financiero -la primera fue en febrero- que apruebe el Ejecutivo de Rajoy. El nuevo decreto, adelantó ayer el presidente del Gobierno en una entrevista a Onda Cero, persigue "que no haya dudas" sobre la solvencia de las entidades, que "haya claridad" en cuanto al contenido de sus balances, y, en definitiva, que "los bancos puedan financiarse fuera de España".

Este proceso se abordará, dijo Rajoy, "aunque pierdan dinero todos, promotores y bancos", dijo. Una declaración que choca con su aviso, acto seguido, de que podría haber ayudas del Estado en juego. "No está decidido que haya dinero público en esta operación", pero "si eso fuera necesario para salvar al sistema financiero no renunciaría" a hacerlo, si bien aseguró que "solamente entrará dinero público en una situación límite".

En este sentido, fuentes del Gobierno admiten que se está trabajando aún en la "letra pequeña" del decreto. Un paquete, destinado a fomentar el modelo del banco malo, en el que cabrían, según fuentes cercanas al proceso, desde ayudas públicas directas a las entidades que participen hasta incentivos a la comercialización del ladrillo. En paralelo, el reto consiste en hacer atractivos los paquetes de activos tóxicos para los inversores privados, lo que también podría implicar rebajas fiscales para la captación de fondos.

Joaquín Maudos, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, asume que los inversores podrían exigir incluso "esquemas de protección de activos" que limiten sus posibles pérdidas antes de entrar. Maudos señala, no obstante que su principal requerimiento será que los activos estén gestionados por manos independientes que garanticen una valoración realista. Afrontar este decalaje entre su valor en libros y el de mercado "al final hará necesaria financiación pública", advierte.

Una tesis que parecía demostrada ayer por el caso de Bankia. La dimisión de su presidente, Rodrigo Rato, supuso la confirmación de que el Ejecutivo abrirá la caja de Pandora. Con una exposición al riesgo inmobiliario cercana a los 32.000 millones de euros, Bankia es la entidad que más necesita el modelo de banco malo. Desde Economía aseguran, no obstante, que se dará una solución específica para Bankia primero, y que luego esta podrá participar en las mismas condiciones que el resto en los bancos malos.

En cuanto a la elección de un modelo voluntario en el que cada entidad decida si necesita o no segregar sus activos tóxicos, esta supone una victoria para las grandes entidades financieras, cuyos directivos han defendido su capacidad para dar salida a sus inmuebles sin necesidad de sacarlos de balance. "El problema es que si es voluntaria, se corre el riesgo de que nadie quiera participar para evitar el estigma", por lo que "va a ser importante incentivar la participación de los bancos en esas sociedades", adelanta Maudos.

Vender los activos tóxicos llevará años 24

"Poner los activos tóxicos en un banco malo, o como se quiera llamar a estas sociedades, no hace que el activo se pueda vender. Lo que hace es que el banco se pueda liberar y se quite el lastre", expone José Luis Marín, director del área residencial y activos adjudicados de la consultora inmobiliaria CB Richard Ellis en España. En su opinión, descargar a las entidades financieras de este peso puede ser una oportunidad para que "dejen de operar como inmobiliarias y regresen al negocio bancario". Que los activos se vayan a vender es otro asunto. "Aquellos que tienen salida ya están siendo vendidos por las entidades", dice.Lo que segreguen a las compañías de gestión de activos serán los suelos y promociones que "no tienen interés para los inversores" por lo que "habrá que esperar años" antes de liquidarlos. "Damos por sentado que habrá ayudas públicas", aclara Marín, para liberar a la banca de esta carga hasta que el mercado se recupere.

La cifra

24 meses es el plazo máximo que tienen las entidades que se fusionen para sanear sus activos. La opción del banco malo podría acelerar el proceso.

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