Aislar el ladrillo para salvar la economía
La creación de sociedades de liquidación en las que separar los activos tóxicos es la nueva vía con la que sanear el sector y resistir la presión para pedir ayuda a la UE
Las voces para que la banca española aísle sus activos problemáticos se están convirtiendo en clamor. En una nueva semana de infarto para los mercados, los inversores internacionales de todo el mundo vuelven la vista hacia España y señalan al sector financiero como el principal escollo para la recuperación económica del país. Hasta el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, apuntaba que la situación de España de las últimas semanas ha reducido la estabilidad financiera. Con el bono rondando de nuevo el 6% y la Bolsa coqueteando con mínimos de tres años, crece la presión para adoptar una medida que limpie definitivamente los balances de los bancos y devuelva al sector la credibilidad.
Fue el director de regulación del Banco de España, José María Roldán, el primero que reconoció ante un grupo de inversores que se estaba barajando la posibilidad de promover la segregación de activos inmobilarios. Esta misma semana, un informe del FMI apuntaba en esta dirección. "La prioridad ... debe ser abordar de forma efectiva y completa los activos problemáticos de las carteras bancarias".
Los bancos de inversión también lo tienen claro. Goldman Sachs considera que la reforma financiera que ha impulsado el Gobierno de Mariano Rajoy, y que obliga a realizar saneamientos de activos inmobiliarios por 54.000 millones de euros, no ha sido suficiente. El Ejecutivo es consciente de que este asunto es la clave de bóveda de la recuperación de la economía española. Sin una banca saneada, no volverá el crédito y sin más financiación, la recesión amenaza con quedarse para rato.
La gran banca se niega a pagar más para sanear el sistema
Dudas sobre el proyecto
El proyecto, que ya se planteó en el arranque de la legislatura, consistiría en crear sociedades de liquidación a las que las entidades financieras pudieran transferir los activos tóxicos que no pueden vender. "Sería crear una inmobiliaria para sacar estos activos de su balance", explica un alto cargo de una de las grandes consultoras. "Un vehículo por cada banco o caja interesada para gestionar estos activos problemáticos".
Los mercados y los reguladores internacionales están metiendo presión para que se adopte una solución lo antes posible. Sin embargo, desde el Ministerio de Economía se explica que el proyecto todavía está en fase de estudio y que pasarán varias semanas hasta que se pueda explicar. De hecho, aún está por resolverse cómo conseguirá dinero el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) para costear las subastas que quedan pendientes. El importe total de esta factura ha sido cifrado por Standard & Poor's en 40.000 millones de euros.
La idea de crear sociedades de liquidación cuenta con muchos inconvenientes. Los dos fundamentales: ¿qué entidades estarían interesadas en participar en él? y ¿cómo se financiará? En principio, parece que se aplicará solo a las entidades que lo soliciten (fundamentalmente los bancos creados de alianzas de cajas) y que el Gobierno intentará que inversores privados respalden el proyecto.
Durante la semana, los primeros espadas de Santander, BBVA, Sabadell y Bankinter se han pronunciado sobre la iniciativa y el entusiasmo ha sido escaso. Aunque tan solo la consejera delegada de Bankinter, María Dolores Dancausa, se ha mostrado abiertamente contraria al proyecto al considerar que sería equivocado "mutualizar los errores" de las entidades que han sido imprudentes, el resto mostró un apoyo muy matizado.
El único directivo que se mostró moderadamente dispuesto a estudiar una solución para aislar los activos inmobiliarios fue el consejero delegado de Banco Sabadell, Jaime Guardiola. "Si se crea una figura con connotación pública ya veremos cuál es el planteamiento y cómo nos puede encajar. Pero de momento apostamos por nuestras capacidades de gestión de activos adjudicados".
La postura común entre los directivos de la gran banca es que una solución así tan solo tendría sentido para algunas cajas de ahorros. Sin citarla en público, todos ellos mencionan en privado al grupo Bankia-BFA. La entidad acumula una cartera de activos adjudicados por importe de más de 9.000 millones de euros. El informe del FMI también aludía a la situación del grupo presidido por Rodrigo Rato. "Con el fin de preservar la estabilidad financiera es esencial que estos bancos que han recibido ayudas públicas, y en particular el de mayor tamaño, tomen medidas rápidas y decisivas para fortalecer sus balances y mejorar su gestión y su gobierno corporativo.
Al margen de que hay pocas entidades interesadas en participar en estas sociedades de liquidación, el otro gran problema es cómo se estructuran y se financian. Los grandes bancos consideran que ya van a hacer un esfuerzo excepcional al costear la reestructuración de las seis entidades que han sido o van a ser subastadas. El informe del FMI respalda esta tesis: "para evitar que los costes de resolución sean demasiado elevados para que la industria los pueda soportar ... puede ser necesario un mayor recurso a la financiación pública", apunta en su último informe.
Y aquí aparece el gran dilema: nadie quiere pagar una nueva factura del ladrillo. El Gobierno ha anunciado en varias ocasiones que cualquier nuevo mecanismo para reestructurar el sector no comportará la movilización de dinero público; la banca acepta adelantar contribuciones al FGD para costear las nuevas subastas, pero está exhausta y se resiste a realizar nuevas aportaciones.
Además, el volumen de activos dañados seguirá creciendo a medida que la morosidad esté en alza. Al cierre de 2011, el importe total de activos problemáticos era de 184.000 millones de euros, según el último Informe de Estabilidad del Banco de España, hecho público el viernes, un 4,5% más seis meses atrás.
Ante la escasez de recursos, la vía que permanece abierta de forma inquietante es la posibilidad de que el sector bancario reciba una inyección de capital de la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF), aunque sea una opción que el Gobierno rechaza con fuerza.
El economista de la London School of Economics, Luis Garicano, señalaba recientemente en un artículo esta posibilidad: el uso de este fondo de rescate europeo "para recapitalizar a la banca española más allá de toda duda". A su juicio, aunque el coste fuera de 100.000 millones de euros "comparado con las pérdidas de crecimiento que estamos experimentado, no es nada". Además, señala que no todo sería dinero a fondo perdido "porque muchos de los activos que parecen malos acaban recuperando parte de su valor", como sucedió con el 'banco malo' puesto en marcha en Estados Unidos (conocido como TARP).
A pesar de que el sector bancario ya ha provisionado más de 120.000 millones de euros desde el comienzo de la crisis y que en febrero se habilitó una nueva reforma legal para que saneara sus balance en otros 54.000 millones de euros, la veda sobre las necesidades adicionales de capital se ha vuelto a abrir. Desde el equipo de análisis de Société Générale hablan de 70.000 millones, en Espírito Santo coinciden con la cifra mágica de los 100.000 millones, mientras que el economista Nouriel Roubini eleva el montante hasta 150.000 millones.
Tras conocerse la advertencia del FMI de que hay posibilidades de que el Estado tenga que aportar más dinero para la banca, la portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados, Soraya Rodríguez, se apresuró a denunciar que era una forma de "allanar el camino" para que el Gobierno crear un banco malo.
Si el sector y el Estado español no tienen fondos, y no se recurre al fondo europeo, quedaría aún una última fórmula: conseguir que inversores privados internacionales aceptasen participar como accionistas en las sociedades de liquidación. Esto daría credibilidad a la iniciativa, pero el conjunto de la economía española y sus bancos aún tienen camino por recorrer antes de recuperar el favor de los inversores.
Ocho claves para entender el proyecto de 'banco malo'
El proyecto de creación de un banco malo no es nuevo. En Irlanda o Alemania ya se han aplicado fórmulas similares, aunque con resultados muy diferentes. Aquí se desgranan algunas claves de cómo funciona un instrumento similar.1 Descripción. Un banco malo es una sociedad independiente donde las entidades financieras pueden trasladar activos tóxicos, para evitar que contaminen el resto del balance y así recuperar la credibilidad.2 Tipo de activos. En el caso de España, los activos que trasladarían a la nueva sociedad serían activos inmobiliarios: viviendas, promociones en curso o suelo, que bancos y cajas tienen en su balance y no pueden vender. Por el momento se descarta que las entidades puedan transferir también créditos fallidos.3 Funcionamiento. Una vez que los activos se han transferido a la nueva sociedad, esta tendría por objetivo gestionarlos para obtener el máximo beneficio: a través de ventas y alquileres. En los primeros borradores con los que trabaja el Gobierno, se estudia fijar un periodo de 10 años para liquidar el conjunto de los activos.4 Estructura. Esta es una de las grandes incógnitas del proyecto que prepara el Gobierno. Los expertos señalan que lo ideal sería que las sociedades de liquidación contaran con algún inversor internacional, que tomara una participación en el accionariado, para dar credibilidad al proyecto. Sin embargo, parece difícil que los grandes fondos internacionales se vean atraídos por la iniciativa, salvo que existan generosas ayudas públicas.5 Ayudas públicas. El Ejecutivo ha insistido en numerosas ocasiones en que no tiene previsto destinar nuevas ayudas públicas para apoyar al sector financiero. Hasta el momento, la mayor parte del coste de la reestructuración lo ha soportado la propia industria, a través del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD). Sin embargo, cada vez son más los expertos que consideran que el sector ya ha contribuido en exceso a la reestructuración. El miércoles pasado, fue el Fondo Monetario Internacional (FMI) quien apuntó que, finalmente, el Gobierno deberá destinar nuevos recursos públicos.6 Protección contra pérdidas. Los expertos consideran que una de las fórmulas más efectivas para atraer a inversores extranjeros sería con la creación de esquemas de protección contra pérdidas. En caso de que la sociedad de liquidación presentara números rojos, el Estado asumiría una parte y los fondos participantes el resto.7 Modelo individual. A diferencia de lo que ha ocurrido en otros países, donde el Gobierno ha creado grandes sociedades que compraban a las entidades financieras los activos tóxicos que tenían en balance, en el caso de España, parece que se va a promover la creación de vehículos individuales: uno por banco o caja.8 Voluntariedad. La mayor parte de bancos se ha mostrado ajeno al proyecto de creación de sociedades de liquidación, al considerar que tienen capacidad suficiente para gestionar su propia cartera de activos tóxicos. El Gobierno no se plantea generalizar una medida que obligue a todas las entidades a ceder activos.El FMI pide revisar las carteras de inmuebles
Las cifras
80% es el nivel de cobertura que ya se exige para el suelo acumulado en el balance de los bancos.10 años es el periodo que tendría la sociedad de liquidación para vender sus activos en cartera.184.000 millones de euros es el volumen total de la cartera de activos problemáticos que acumula el sector bancario español, lo que representa el 60% de la cartera total de crédito promotor y constructor.54.000 millones de euros es el saneamiento de la cartera de activos inmobiliarios que ha impuesto el Gobierno en el último real decreto de reforma financiera.