El FMI apunta a la correcta vía fiscal
Los miembros de la eurozona no cumplirán con sus objetivos fiscales, pero eso no quiere decir que deban obligarse a sí mismos a ser aún más austeros. Este es el mensaje que el FMI está mandando a las economías europeas en problemas. Tanto los disciplinados banqueros centrales como los políticos populistas deberían tomar nota. La austeridad sigue siendo un deber. Pero demasiada será letal.
España y Francia ilustran el punto al que quiere llegar el FMI. Ambos deberían tener déficits presupuestarios el año próximo que serán mucho más altos que los previstos. Ambos países tendrían que reducir sus déficits hasta el 3% del PIB en 2013. Pero de acuerdo con el FMI, ninguno llegará a sus objetivos: España llegará al 5,7%, mientras que Francia permanecerá en el 3,9%. Ambos fallos deberían dejar diferentes conclusiones en Madrid y París. El objetivo de España era absurdamente irreal. Desde que el déficit llegó al 8,5% en 2011, el objetivo solo podía ser logrado si el país recortaba el gasto o aumentaba impuestos por un 5,5% del PIB combinado en dos años. España necesita comprensión por parte de sus compañeros de la eurozona: la flexibilidad es necesaria para implementar reformas dolorosas que necesitan apoyo político.
Para Francia, el análisis del FMI debería servir como un toque de atención: se necesita hacer más. Nicolas Sarkozy y François Hollande, los principales candidatos presidenciales, parecen impasibles ante la necesidad de reducir seriamente el sector público. En un país que no ha equilibrado un presupuesto desde el año 1976, recortar su gasto público, un récord de la eurozona con más del 56% del PIB, es por sí mismo una reforma estructural.
Las previsiones del FMI dicen que París no puede simplemente esperar días mejores, especialmente con el débil crecimiento del PIB previsto para este año y el próximo. Lo que realmente importa en el actual debate del euro no son los objetivos por sí mismos, sino lo que los Gobiernos están o no haciendo para alcanzarlos.
Por Pierre Briançon