¿Quién me mima más?
PPA y PIAS, productos vinculados a aseguradoras, compiten con los planes de pensiones más conservadores.

No hay una fórmula única para ahorrar de cara a nuestra jubilación. De hecho, hay casi tantas posibilidades como perfiles de ahorradores, y más desde hace unos 10 años, cuando las aseguradoras comenzaron a entrar de lleno en el negocio de hacerse una hucha para complementar nuestras previsiblemente raquíticas pensiones públicas. Y lo están haciendo con un éxito evidente -sus productos crecen a ritmos de dos dígitos- gracias a instrumentos que ofrecen, ante todo, una seguridad que no siempre acompaña a los planes de pensiones, a menos que estos sean garantizados.
El número de entidades gestoras registradas en 2010 (último dato publicado) fue de 105, de las que 61 son aseguradoras autorizadas para operar en el ramo de vida y 44 son gestoras puras de fondos de pensiones. Entonces, ¿a qué entidad encomiendo mi ahorro? ¿A un banco o caja o confío en una aseguradora?
Básicamente, los productos vinculados al seguro que hacen sombra a los tradicionales planes de pensiones son los planes individuales de ahorro sistemático (PIAS), que han crecido un 24,5% en 2011, y los planes de previsión asegurados (PPA), que han aumentado un 41,18%, si bien es cierto que partían de magnitudes pequeñas ya que llevan pocos años en el mercado. Los PPA nacieron a raíz de la reforma de la Ley del IRPF de 2002, cuando se vio la necesidad de crear un sistema de previsión social que garantizase la inversión en toda la fase de acumulación. Lo cierto es que las diferencias entre este producto y un plan de pensiones garantizado -que ofrece poca rentabilidad pero más segura y son los que más han crecido en 2011- son mínimas.
Los expertos en general recomiendan, más que elegir la entidad, estudiar bien el instrumento y tener en cuenta quién le ofrece mayor garantía o confianza. "El punto clave se encuentra en el tipo de vehículo de financiación que se contrate. Si alguien se decanta por un plan de pensiones (con una entidad gestora/banco o aseguradora), los activos en los que se invierte están segregados del balance de la entidad y, por tanto, se está asumiendo el riesgo de crédito de los propios activos, mientras que si se suscribe un contrato de seguro, el riesgo que se está asumiendo es el riesgo de crédito de la propia entidad aseguradora. Este es un aspecto que normalmente algún inversor pasa por alto", recuerda Gregorio Gil de Rozas, director de consultoría de pensiones de Towers Watson.
Los PPA y los planes de pensiones garantizados "vienen a cubrir la misma necesidad de aquellos clientes que buscan seguridad ante todo. En el mercado existe una gran variedad de planes garantizados. Están los PPA que lo hacen de manera anticipada para toda la duración del plan, de forma anual, plurianual, con tipos de interés precomunicados o aquellos que otorgan una participación en beneficios. La labor de expertos como Tressis es conocer lo mejor del mercado y recomendarlo a nuestros clientes", asegura Ignacio Olabarri, su responsable de seguros.
Para Belén Alarcón, directora de Abante Asesores Financieros, "jurídicamente son productos iguales, ya que tanto los PPA como los planes de pensiones te permiten acceder a ventajas fiscales con la contrapartida de que tienes un dinero ilíquido hasta el final. La gran diferencia está en cómo se calcula la rentabilidad. Un plan de pensiones es solo una carcasa donde puedes tener todo tipo de activos: desde productos sin ningún riesgo hasta renta variable del Ibex 35. Tienes todas las alternativas según el perfil de riesgo que elijas. Lo que hay que saber es en qué invierten las aseguradoras el dinero de mi prima, que normalmente es en renta fija y sector inmobiliario".
Y es que a los PPA se les exige por ley una rentabilidad garantizada y, por lo general, también se les ofrece participar en los beneficios. "Históricamente esas rentabilidades vienen marcadas por los tipos máximos fijados por la Dirección General de Seguros (el 3,37% para 2012), y en la última década estas no han superado el 4%. Adicionalmente, la aseguradora garantiza una participación en beneficios (90%-95%) sobre la rentabilidad real obtenida", puntualiza Ángel Menéndez, director de previsión social de Mercer.
Alarcón recomienda tener un buen asesoramiento para elegir el producto: "Hay que tener muy en cuenta que cuando suscribo un plan de pensiones conozco las comisiones; sin embargo, en un PPA se nos habla de rentabilidad garantizada antes de comisiones y sin el coste de la prima de riesgo por fallecimiento. Estas para los planes de pensiones están topadas a un máximo, mientras que para los PPA son libres. Yo he visto desde el 0,2% al 1%". Una información importante que no suelen desglosar las entidades a la hora de vender estos productos.
En Towers Watson, por su parte, destacan el incremento reciente de las movilizaciones desde planes de pensiones hacia planes de previsión asegurados, por la preferencia de numerosos ahorradores por este instrumento y dada la todavía elevada volatilidad de los mercados financieros. "La figura del plan de pensiones garantizado tiene un horizonte temporal limitado, por lo que en caso de que el perfil de riesgo de un inversor sea conservador, parece que el PPA podría encajar mejor".
"La rentabilidad no está garantizada en ningún caso, incluso si la estrategia fuera invertir el 100% en renta fija"; no obstante, aseguran desde Mercer, "es posible cambiar de estrategia de inversión en cualquier momento, sin penalización, incluso también es posible el cambio de entidad financiera".
Los PIAS, por su parte, nacieron al calor de la reforma del IRPF de 2007 como propuesta para mejorar las rentas vitalicias. A diferencia de los planes de pensiones o PPA, que solo se pueden rescatar en casos excepcionales -desempleo de larga duración o enfermedad grave- antes de la jubilación, los PIAS se pueden cobrar sin tener que esperar al retiro y conllevarán beneficios fiscales siempre y cuando se cobren como renta vitalicia y se haya mantenido la inversión durante al menos 10 años. Un instrumento que no convence a todos. "En la práctica casi nadie invierte en ellos. En la aportación no hay ningún incentivo fiscal, este te llegará al menos 10 años después y siempre y cuando se cobre como renta vitalicia, y para que te resulte interesante esa opción tienes que haber dedicado un dinero importante, a partir de 200.000 o 300.000 euros".
Las cifras
105 es el número de entidades gestoras registradas en 2010, de las que 61 son aseguradoras autorizadas para operar en el ramo de vida y 44 son gestoras "puras" de fondos de pensiones.
24,5% es el crecimiento que registraron durante el ejercicio pasado los planes individuales de ahorro sistemático (PIAS).
41,18% es la proporción en la que se han incrementado los planes de previsión asegurados (PPA) durante 2011.