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Automóviles excepcionales

Porsche lanza dos cabrios en su mejor momento como empresa

La marca bate récords con el Cayenne como modelo más vendido, pero son el 911 y el Boxster los que definen su espíritu.

Porsche va viento en popa y es inmune a cualquier situación de crisis, incluyendo la española. Porsche Ibérica, la filial dirigida por Tomás Villén, aumentó sus ventas en 2011 un 30% respecto a 2010 y un 100% respecto a 2009. En el plano internacional, el año pasado la marca alemana entregó 116.978 unidades, un nuevo récord que supone un 21% más que en 2010. El beneficio operativo fue de 2.050 millones de euros, un 22% más que en 2010 y un margen sobre ventas del 18,7%.

Este enorme éxito tiene muchas causas, pero la primera de ellas es una gama de productos con un atractivo y una calidad excepcionales. Los últimos deportivos en llegar al mercado son dos descapotables: el nuevo 911 Cabriolet y la nueva generación del Boxster (código interno 981).

Prestaciones elevadas

El primero se vende con las mismas motorizaciones de la versión cupé: Carrera Cabriolet (3.4) de 350 CV (112.832 euros), o bien Carrera Cabriolet S (3.8) con 400 CV (129.395 euros). El 911, tanto cupé como descapotable, ha sido completamente renovado. Su nueva estructura combina acero y aluminio y la distancia entre ejes ha crecido 10 cm.

Con un aspecto más deportivo que nunca, el 911 Cabriolet no pierde la esencia que se ha mantenido en todos los modelos desde que se hiciera el primer 356 en 1948. El centro de atención del 911 Carrera Cabriolet recae en su exclusiva capota de desarrollo completamente nuevo y compuesta por paneles rígidos de magnesio arqueados. Esta innovadora técnica ha permitido que la capota de lona, cuando está cerrada, mantenga la línea de techo arqueada característica del cupé, algo que no se había conseguido hasta el momento y que además aporta sustanciales ventajas aerodinámicas y de comodidad. La capota se abre en 13 segundos y puede realizarse en marcha, hasta un máximo de 50 km/h.

La otra opción convertible en la gama es el Boxster, a la venta desde este mes, y que se ha renovado también por completo siguiendo la pauta tecnológica marcada por el 911. La tercera generación de este biplaza reproduce casi al milímetro casi todas sus mejoras: carrocería mixta de acero y aluminio, reducción del peso y el consumo, más distancia entre ejes o nuevos sistemas electrónicos para mejorar el dinamismo. Además, por primera vez no usa las puertas de un 911, sino unas específicas.

El comportamiento del Boxster es absolutamente excepcional, una auténtica delicia para los amantes de la conducción. El motor va detrás del conductor y no detrás del eje trasero como el 911, con lo que es más neutro y equilibrado. Al igual que ocurre en el 911, factores como el tacto de la dirección, la rapidez del cambio, la agilidad o la eficacia de los frenos trabajan sincronizados como una orquesta para proporcionar una experiencia única. Por supuesto, los inimitables motores tienen una importancia capital: se ofertan dos versiones: el Boxster (52.800 euros), con el propulsor de 2.7 litros y 265 CV, y el Boxster S (67.135 euros), con la mecánica 3.4 de 315 CV.

Sobre su condición de descapotable es importante destacar que el Boxster que se vendía hasta ahora, para retirar el techo de lona, primero había que soltar manualmente un gancho central en el arco del parabrisas y luego plegarlo mediante el botón. Ahora todo el proceso es automático, tarda solo 9 segundos en plegarse y se puede accionar rodando a un máximo de 50 km/h.

Adiós al hombre que diseñó el 911

La única mala noticia que ha difundido Porsche este año ha sido el fallecimiento el pasado día 5 de Ferdinand Alexander Porsche, presidente honorario del consejo de supervisión. Pero la razón por lo que este hombre tendrá un lugar en la historia es que fue él quien diseñó el Porsche 911, con esa silueta inconfundible y atemporal.Nacido en 1935 e hijo mayor del fundador Ferry Porsche (cuyo padre diseñó el Volkswagen Escarabajo), entró en la empresa en 1958 tras estudiar diseño. En 1962 fue nombrado jefe de estilo y dibujó el inmortal 911. En 1972 decidió pasar a un segundo plano y fundó Porsche Design Studio, firma en la que creó accesorios que se han convertido en clásicos, como gafas de sol, relojes o instrumentos de escritura. "Un diseño creado coherentemente no requiere adornos", decía.

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