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Columna
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El coste de una vida más larga

El Fondo Monetario Internacional advierte de que estadistas y economistas pueden estar infravalorando las previsiones de crecimiento de la esperanza de vida. Si ésta creciera en tres años, al igual que en las últimas décadas, el FMI reconoce que los costes de las pensiones y de la sanidad serán un 50% mayores de lo estimado.

Los demógrafos continúan esperando una ralentización en el aumento de la esperanza de vida. En 1977, el gobierno británico se asesoraba por actuarios que predijeron que sus ciudadanos vivirían hasta una media de 71 años en 2011. En realidad, lo hacen hasta los 79. Las estimaciones de los estadistas de los países ricos suelen estar por debajo de las reales, en torno a tres años en las últimas décadas. Aun así, continúan prediciendo un frenazo en la escalada de la longevidad.

Esto podría ser un error costoso. Incluso por debajo de la cautelosa esperanza de vida actual, el coste de proporcionar una jubilación razonable sería del doble en los próximos 40 años, según el FMI. Mantener a ejércitos de ciudadanos de pelo cano en los países ricos se llevará el 11% del PIB en 2050. En la actualidad es el 5%. La mayoría de los estados han hecho poco para prepararse ante esto.

Hacer frente a la amenaza podría ser desagradable. Las obligaciones en pensiones de los Países Bajos crecieron en 50.000 millones de euros, un 7% del PIB, de golpe en 2010, cuando el país decidió tener en cuenta incluso las previsiones de crecimiento más modestas de esperanza de vida. Esto exige importantes inyecciones de dinero en los sistemas de pensiones privados y públicos, lo que privaría a las generaciones productivas de apoyar a las más necesarias inversiones en educación e infraestructuras. Hay más angustia en camino, a menos que se encuentren soluciones permanentes. Limitar la edad de jubilación y sus beneficios a la creciente esperanza de vida es el primer paso. Unos pocos, como Dinamarca o Suecia, así lo han hecho. Otros harían bien en seguir este camino.

Cristopher Swann

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