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Entra en concurso la sociedad que compró Gran Vía 68

Carlyle fracasa en su incursión en el sector inmobiliario español

Carlyle, una de las mayores sociedades de capital riesgo del mundo, ha presentado concurso para Cerep Gran Vía, la sociedad a través de la que realizó su primera operación inmobiliaria en España.

Hasta los más grandes tropiezan con el negocio inmobiliario en España. La sociedad de capital riesgo Carlyle, considerada junto a la también estadounidense Blackstone, la mayor sociedad de capital riesgo del mundo, ha presentado concurso de acreedores para su sociedad Cerep Gran Vía.

El juzgado de lo mercantil número seis de Madrid declaró el mes pasado en concurso voluntario a Cerep Gran Vía, dedicada al negocio inmobiliario. Carlyle, que en estos momentos prepara su salida a Bolsa, llevó a cabo a través de esta sociedad su primera operación inmobiliaria en España. Carlyle no quiso ayer comentar esta información.

La firma adquirió el edificio situado en el número 68 de la Gran Vía de Madrid en el año 2005. La sociedad empleó en la compra recursos del fondo Carlyle Europe Real Estate Partners II, que contaba con 760 millones de euros; el vendedor fue Grupo Urconsa.

El edificio consta de 7.600 metros cuadrados, incluyendo tres plantas de área comercial y 11 plantas destinadas a espacio residencial. Se trata de uno de los edificios emblemáticos construidos en la primera mitad del siglo XX en la popular calle de la capital, antiguo inmueble de La Unión y el Fénix Español.

Aunque la firma de inversión no comunicó en 2005 el precio de la operación, de acuerdo a los datos que aporta la sociedad en la presentación de sus últimas cuentas, año 2010, al Registro Mercantil, el mismo debió rondar los 45 millones de euros.

Según esas cuentas la única inversión de la sociedad ha sido la compra del edificio de Gran Vía 68. En el apartado de inversiones inmobiliarias la sociedad indica que el coste por terrenos y construcciones ascendió a 44,1 millones de euros.

La empresa explica en sus cuentas de 2010 que el edificio de Gran Vía se encontraba "sometido a una profunda reforma con vistas a comercializarlo posteriormente con locales comerciales de la planta calle a la primera planta y como viviendas o apartamentos el resto". A 31 de octubre de 2010 solo se encontraba arrendado uno de los locales "a un inquilino con un contrato de alquiler de renta antigua con fecha de vencimiento el 1 de enero de 2015". El Ayuntamiento de Madrid no concedió la licencia de obras hasta el mes de abril de 2008.

Deuda de 62 millones

De acuerdo a las cuentas de Cerep Gran Vía del año 2010, la deuda con entidades financieras ascendía a 62 millones de euros.

La sociedad de Carlyle recibió financiación de la sucursal en España del Hypo Real Estate Bank para realizar la compra del inmueble en Madrid. La entidad, que fue intervenida por el Gobierno alemán en 2009, concedió dos créditos a la sociedad de Carlyle. Uno para financiar las obras del inmueble, de 42,6 millones, con vencimiento el 31 de diciembre de este año, y otro para financiar el IVA de la operación, de un millón de euros.

La sociedad recibió créditos de otros fondos inmobiliarios de Carlyle, por más de 18 millones. A 31 de octubre de 2010 la firma tenía bases imponibles negativas de ejercicios anteriores pendientes de compensar por 17 millones.

Cerep Gran Vía admite en sus cuentas de 2010 encontrarse en causa de disolución, con fondos negativos. "No es intención de la dirección liquidar la sociedad", subraya la empresa en el informe.

El grupo apostó por el ladrillo antes del pinchazo

Carlyle apostó por el sector inmobiliario español justo antes de que el negocio comenzara a dar síntomas de caída. La firma de inversión llevó a cabo su primera incursión en la industria inmobiliaria en España a mediados de 2005, con la compra del edificio de Gran Vía 68."Observamos un gran potencial en el mercado inmobiliario europeo y después de haber invertido ampliamente en Francia, Alemania, Italia y Reino Unido estamos muy contentos de entrar ahora en el mercado español", dijo en el comunicado enviado por Carlyle con motivo de la compra del edificio madrileño Eric Sasson, responsable del fondo inmobiliario europeo de Carlyle y que firma las cuentas de Cerep Gran Vía -la sociedad que recientemente ha presentado concurso de acreedores- como administrador solidario."Hay grandes oportunidades en España, tanto en Madrid como en Barcelona, sin descartar otras ciudades como Valencia o Sevilla, por lo que esperamos ampliar nuestra actividad en el país", afirmaba en tono optimista el ejecutivo del fondo inmobiliario de Carlyle. "El mercado residencial en Madrid es boyante", comentaba en ese comunicado la responsable para el negocio inmobiliario de Carlyle en España, Rachel Lupiani, "creemos que habrá una fuerte demanda de apartamentos para un edificio tan representativo", añadía.Carlyle prosiguió tras la compra de Gran Vía 68 con inversiones en el sector inmobiliario español. En junio de 2006 compró una parcela en la calle Alcalá de Madrid y en noviembre de 2007 adquirió la sede de Telefónica en Barcelona por más de 200 millones, según publicaron entonces varios medios. Carlyle cuenta con una oficina en Barcelona, dirigida por Pedro de Esteban. La sociedad controla el capital de Applus+, Telecable, Arsys y el grupo de viajes Orizonia.

La cifra

44 millones es el importe que la sociedad inmobiliaria de Carlyle destinó a inversiones. La compra de Gran Vía 68 fue la única operación que realizó.

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