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El bono a 10 años sube hasta el 5,7%, con el riesgo-país por las nubes

El coste de financiación de España se dispara un 16% desde que Rajoy desafió a Bruselas

La rentabilidad de la deuda española a 10 años ha cerrado en el 5,7%, cuando a comienzos de marzo se situaba en el 4,9%. La prima de riesgo ha concluido en 390 puntos básicos. Todo se torció a comienzos de marzo, cuando Mariano Rajoy trató de desafiar a Bruselas.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ofrece una rueda de prensa tras la cumbre de los jefes de Estado y Gobierno de la UE en Bruselas
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ofrece una rueda de prensa tras la cumbre de los jefes de Estado y Gobierno de la UE en BruselasEfe

No existe ninguna varita mágica para aplacar a los mercados. La llegada al poder de Mariano Rajoy, respaldado por una amplia mayoría absoluta y con un paquete de medidas debajo del brazo, llevó la prima de riesgo por debajo de los 300 puntos básicos. Italia, el gran rival de España, perdió terreno en la carrera de la confianza de los mercados.

Pero la situación ha vuelto a torcerse. Los Presupuestos, presentados el pasado viernes y desglosados ayer, no han ayudado a consolidar la confianza en el país. En cualquier caso, el principal desencadenante de la última escalada del coste de financiación fue el desafío del presidente del Ejecutivo a Bruselas, cuando unilateralmente fijó un objetivo de déficit del 5,8% para el presente ejercicio.

El 2 de marzo, precisamente en la capital comunitaria, Rajoy retó a Merkel y al resto de las estructuras europeas de poder. Fue entonces cuando se estableció el punto de inflexión en la evolución de la rentabilidad de la deuda y de la prima de riesgo. El bono a una década a comienzos de marzo marcaba una rentabilidad del 4,9% y hoy ha terminado en el 5,7%. La subida del coste de financiación a este plazo se ha disparado, por tanto, más de un 16%.

Los datos revelan que los inversores extranjeros siguen sin fiarse de la deuda española. De noviembre hasta febrero han vendido cerca de 54.000 millones en letras, bonos y obligaciones de Estado. Los datos de marzo aún no están disponibles, pero a tenor del comportamiento de la deuda en el mercado secundario y de las últimas subastas efectuadas por el Tesoro, es de esperar que continúe la tendencia vendedora.

El interés que exige el mercado a la deuda nacional ha crecido en todos los plazos. La rentabilidad del bono a dos años ha pasado en un mes del 2,2% a superar el 2,7%. La referencia a cinco años ha subido hasta el 4,5% desde el 3,5%. La escalada en este caso roza el 29%.

Hoy, el deterioro ha sido especialmente intenso. El pobre resultado de la subasta se ha saldado con un fuerte repunte del diferencial que, en menos de dos horas, ha superado los 390 puntos básicos y ha cerrado en ese nivel.

Es cierto que España no ha sido el único país atacado. En la última semana los diferenciales de las otras naciones periféricas han vuelto a sufrir la desconfianza de los inversores. Desde Renta 4, Natalia Aguirre señala que los informes publicados en los últimos días sobre la debilidad fiscal de países como Portugal o las dificultades que sigue atravesando Italia no hacen más que añadir leña al fuego.

En el caso del riesgo-país español el ascenso de la prima se ve reforzado por la aprobación de unos Presupuestos que incluyen un ajuste intenso del gasto, algo que podría acabar limitando aún más las posibilidades de crecimiento de una economía que tal y como confirmó el Banco de España ya ha entrado en recesión.

La directora de análisis de Renta 4 indica que los expertos miran con recelo las cuentas presentadas por el Ejecutivo. La fuerte contracción del gasto pueden acabar desembocando en un mayor impacto recesivo que podría superar las previsiones de caída del 1,7% auguradas por el Gobierno.

Al ajuste nacional que acometerá la Administración Central, que asciende a 17.000 millones de euros, hay que sumarle el que deben emprender las Comunidades Autonomías, el verdadero talón de Aquiles nuestra economía. Un recorte que si sigue esta dirección podría desembocar en una contracción aún mayor.

La subasta de este miércoles viene a corroborar una tendencia, que aunque en principio pueda sorprender, en el fondo no es tan de extrañar. A comienzos de año el Tesoro, impulsado por el buen comportamiento de los diferenciales tras las megainyecciones de liquidez del BCE, colocaba por encima de lo previsto. Conforme avanzaban los meses, el organismo empezó a vender en la parte media de la tabla y en las últimas subastas ha pasado a colocar el mínimo previsto. La gota que ha colmado el vaso ha sido este miércoles cuando, además de vender el mínimo, se ha visto obligado a elevar el precio.

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