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Columna
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Goldman sigue sin entender nada

Goldman Sachs parece decidido a pasar por encima de sus accionistas. Es cierto que la acción del banco está por encima de su valor contable, un signo de que los propietarios se sienten más cómodos con el balance y su capacidad de ingresos. Pero con el nombramiento de su director general, la dirección de Goldman muestra un chocante desprecio por una gobernanza decente.

La semana pasada la firma convenció al sindicato AFSCME de retirar el voto de los accionistas en la junta del próximo mes a cambio de separar los cargos de presidente y consejero delegado. Pero el banco simplemente cambió el nombre de su máximo miembro de la junta de director presidente a director general, con alguna tarea más.

A este engaño le sigue otro duro revés. Goldman le está dando el cargo al hombre equivocado. Esta era la oportunidad ideal para nombrar a alguien independiente y con reputación para hacer duras preguntas. James Schiro no encaja en ese perfil. Para empezar, ya ha sido director de Goldman desde 2009, por lo que es difícil llamarle 100% independiente. Dadas las circunstancias, hubiese sido preferible algo de savia nueva. Segundo, mientras Schiro era consejero delegado de PricewaterhouseCoopers (PwC) entre 1998 y 2002, la Comisión de Valores de EE UU descubrió todo tipo de infracciones de las normas de independencia del auditor, incluyendo una en la que el propio Schiro poseía acciones de una empresa auditada por PwC. Nunca fue culpado de un delito, pero su criterio está en cuestión.

Mientras estaba en la junta de Goldman, Schiro fue jefe del comité de auditoría, llevando la relación de la firma con su empresa auditora. Sucedía que esta era PwC. Eso no tiene que significar nada impropio, pero es una más en una letanía de conflictos de interés que Goldman no puede resistir.

Schiro no parece el candidato que el AFSCME tenía en mente cuando cedió ante Goldman. Moverse otra vez contra los accionistas demuestra que Goldman sigue sin entender nada.

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