Cómo no gastar el excedente de caja
Todos sabemos que las empresas de todo el mundo están asentándose en el efectivo y tienen la capacidad de tomar aún más. ¿Pero a dónde irá? A la economía real sería una respuesta optimista. La realidad quizá diga que a fusiones, adquisiciones y recompras.
El montón de 98.000 millones de dólares de Apple es el paradigma de una montaña creciente de efectivo corporativo. A partir de diciembre, las 1.100 empresas no financieras de EE UU evaluadas por Moody's se asentaban sobre unos saldos de caja brutos récord de 1,24 billones de dólares. La agencia de calificación cifró en 872.000 millones la caja de las empresas europeas no financieras en junio de 2011. Al mismo tiempo, el ratio entre deuda neta y capital empleado es modesto. Para las empresas europeas es ahora del 30%, algo que no se veía desde los años 80. En torno a un tercio de ellas están libres de deuda.
No es difícil ver cómo ha sucedido esto. Las empresas entraron en la crisis con un apalancamiento relativamente bajo. Cuando el sector bancario se congeló, cortaron aún más los préstamos. Mientras, la recesión proporcionó cobertura para reducir los costes operativos y los gastos de capital. Con la demanda sostenida por los estímulos económicos, se han sucedido los márgenes de beneficio récord. Para colmo, la política monetaria represiva ha aplastado los tipos de interés a largo plazo, empujando a los inversores hambrientos de altos rendimientos a los bonos corporativos. El resultado es que el récord de rentabilidad no está repercutiendo en mayores retornos sobre el capital. Incluso si la crisis estimula a las empresas a mantener colchones mayores de efectivo, no es una situación que los inversores tiendan a tolerar por mucho tiempo.
En EE UU, las fusiones y adquisiciones transfronterizas parecen la respuesta más habitual, dado que la mayoría de su caja está en el extranjero. En Europa, la aversión al riesgo hace que las recompras sean más probables. Más recompras, menos inversión. No es lo que los bancos centrales tenían en mente al reducir los tipos e inyectar liquidez en la economía.