El precio de un iPad libre de explotación
Apple se anota puntos presionando para que se mejoren las condiciones de los trabajadores chinos que producen sus iPhone e iPad. El cambio era inevitable. Apple encargó la investigación a Foxconn, pero los problemas descubiertos en las fábricas de la compañía taiwanesa ya eran públicos. Apple puede que también haya saltado antes de ser empujado. Ahora debería dejar de lado cualquier campaña contra el abuso por parte de Pekín incitando a Foxconn a cumplir con las leyes laborales de China.
El aumento de la riqueza, la escasez de mano de obra semicualificada y la creciente insatisfacción por las disparidades en los salarios han convencido a Pekín de que los trabajadores necesitan recibir una mayor tajada del crecimiento. Hasta la fecha, el modelo exportador de crecimiento chino se ha basado en la supresión de su moneda mientras el superávit comercial se hinchaba a costa del poder adquisitivo de los trabajadores. En medio de un creciente descontento público, China trata de cambiar el crecimiento desde la inversión al consumo, junto con la escasez creciente de mano de obra semicualificada.
Algunos fabricantes presentes en suelo chino se están trasladando a países más baratos. Pero las fábricas de alta tecnología, como la de Foxconn, son menos trasladables. Los esfuerzos de China por atraer a fabricantes de componentes y crear concentraciones de empresas le han dado ventajas más allá de la mano de obra barata. Y algunas compañías se han reubicado solo para encontrar trabajadores cualificados en otras economías en desarrollo.
Foxconn produce el 40% de la electrónica mundial con un delgado margen del 1,5%. Por lo que Apple y otros clientes podrían no tener otra opción que absorber los costes laborales añadidos. La necesidad de aumentar las nóminas haría que los pequeños competidores en China también tendrán que subir salarios. Si no lo hacen, sus trabajadores se irán a Foxconn.
La mano de obra representa menos del 5% de los costes totales de producción, por lo que pagar sueldos más justos en China podría acabar costando solo un poco más. Para los consumidores, el coste extra de unos iPad libres de explotación bien merece pagarse.