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Tribuna
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No hay plan B

La respuesta del Gobierno ante la desviación del déficit público en 2011 ha sido cargar contra el anterior inquilino de la Moncloa. Una estrategia poco eficaz en términos económicos y políticos. El Gobierno debería plantear ¿qué hacer? en vez de malgastar sus energías preguntando ¿quien ha sido? Es la hora de las soluciones y no de buscar culpables. El rifirrafe no acabará con el 8,51% de déficit público. Al Gobierno le conviene volcar sus energías en acordar con Bruselas un nuevo calendario de cumplimiento del déficit, y presentar unos Presupuestos que clarifiquen qué hacer para equilibrar las cuentas públicas.

La estrategia acusatoria del Gobierno coloca al PP en una situación incómoda, ante el espejo de sus propias contradicciones pasadas y presentes. Sobre las primeras, sorprende que el actual Gobierno acuse al anterior de una supuesta falta de voluntad en el combate contra el déficit público cuando, estando en la oposición, el PP votó contra el Real Decreto Ley del Gobierno socialista que recortaba los sueldos de los funcionarios y congelaba las pensiones. Medidas todas ellas duras en términos sociales, de fuerte impacto electoral pero de profundo calado en el control de la evolución del déficit al actuar sobre los capítulos nucleares de nuestra estructura de gasto público.

Paradojas de la vida política, Rajoy puede verse abocado a medidas semejantes si fracasan las negociaciones con Bruselas sobre los objetivos de déficit para el próximo año. Esperemos que se modifique el calendario de cumplimiento del déficit, porque continuar como hasta ahora solo empeorará el ya de por si maltrecho estado de la economía española. Sobre las contradicciones presentes, no hay más que ver qué comunidades autónomas han liderado los aumentos de déficit público durante 2011: Castilla-La Mancha, Cantabria y Extremadura, tres regiones en las que el cambio de Gobierno en favor del PP lejos de frenar ha ampliado sus ya de por sí abultados déficits públicos.

Entonces ¿qué explicación hay a la desviación del déficit público respecto a las previsiones iniciales? En primer lugar, los problemas de gobernanza aún no resueltos entre los tres niveles de la Administración. Urge reordenar el sector público yendo más allá del debate cuantitativo e incorporando un elemento hasta el momento desaparecido del debate, el cualitativo: qué reformas hay que hacer para lograr un estado dinamizador que ayude a crecer de forma sostenible en el plano económico, social y medioambiental. Por último, el verdadero culpable del 8,51% de déficit público es la recesión no la falta de voluntad política. Europa lleva tiempo equivocándose en sus recetas frente a la crisis. De continuar con la asfixia, que no austeridad presupuestaria, corremos el riesgo de hundir aún más al conjunto de economías europeas.

La única solución pasa porque Bruselas posponga dos años, de 2013 a 2015, el cumplimiento del objetivo de déficit público del 3% del PIB. No hay otro camino posible o como gustan decir en Bruselas, no hay plan B.

Pedro Sánchez Pérez-Castejón. Profesor de Economía de la UCJC @sanchezcastejon

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