Huellas en Bruselas IX: Victor Hugo
Y la capital belga se encarga de recordarlo durante todo 2012 con exposiciones, banquetes (con el nieto del escritor como cocinero invitado) y espectáculos basados en una obra que todavía hoy sigue de actualidad, como muestran sus continuas versiones cinematográficas y teatrales.
Bruselas lo tiene fácil, porque el escritor francés huyó hasta aquí bajo una identidad (Jacques Firmin Lanvin) tan falsa como la del protagonista de Mad Men, pero dejó en la capital belga numerosas huellas de su vida como exiliado. Incluso llegó a ser accionista del Banco Nacional de Bélgica (que, aunque parezca mentira, sigue siendo una sociedad anónima que cotiza en Bolsa).
Tras una breve estancia en la Grand Place, vivió con su familia en la plaza Barricades durante varios años (como recuerda la placa de la foto de arriba). Y el traslado fue tan completo, que también vino su amante, Juliette Drouet, pieza clave de este aniversario porque trajo en su maleta el primer manuscrito de Los Miserables.
Drouet se instaló en el local que hoy ocupa la imprescindible librería Tropismes, en las galerías Saint-Hubert. Y no muy lejos, en las misma galerías, donde hoy está la Taverne du Passage (muy recomendable para disfrutar unos mejillones en un auténtico ambiente belga), se encontraba el Cercle Artistique et Littéraire, lugar de encuentro para Hugo y el resto de numerosos refugiados políticos de la ciudad.
En Bruselas se publicó también la primera biografía del escritor, obra de su esposa Adêle. Y un hijo de ambos, Charles, estrenó la primera versión teatral de Los Miserables.
El idilio entre la ciudad y el escritor acabó mal porque Victor Hugo, con su irrefrenable pasión solidaria, animó a los revolucionarios de la Comuna parisina a refugiarse en Bruselas, lo que provocó las iras del rey belga y la expulsión de un francés que, como recuerda la placa, se sentía "hermano de todos los hombres y huésped de todos los pueblos",
Dicho todo esto, habría que añadir una nota de recelo hacia las conmemoraciones de números redondos, alimentadas casi siempre por intereses turísticos y comerciales. Quizá por eso fracasan tan a menudo: la memoria de los pueblos no se puede programar y a veces los recuerdos colectivos brotan en cualquier año impar, para sorpresa (desagradable) de editoriales, museos y demás animadores socioculturales. En este caso, sin embargo, parece que la suerte, la mala suerte, favorece a Los Miserables: en medio de una crisis financiera que golpea por quinto año consecutivo a las clases medias europeas, la lectura de Victor Hugo puede cobrar una dolorosa actualidad. Que la disfruten.
Foto: placa en el número 4 de la plaza Barricades de Bruselas (B. dM., 26-3-2012).
Huellas anteriores: Rizal, Colette, Calder, Buffalo Bill, Julio Cortázar, Agnés Varda, Karl Marx.