"Hay que estar al tanto de las decisiones judiciales en lo laboral"
En 1995 fundó junto con Cristina Almeida el bufete ABA Abogadas. Tras la jubilación de esta, en 2010, Ana Clara Belío, especialista en Derecho de familia y laboral, asumió el reto de ser una de las pocas socias directoras que existen en el sector de la abogacía
Se ha vuelto a meter entre libros después de que la editorial jurídica Tirant Lo Blanc le pidiera un tratado sobre la pensión compensatoria. "Desde que me lo solicitaron, me levanto a las 6.30 de la mañana, porque el truco para acabar algo es no dejarlo", afirma Ana Clara Belío. Asegura que desde que se licenciara en 1990 por la Universidad Autónoma de Madrid y el posgrado en la Universidad de Georgetown, en Washington (EE UU), "no ha escrito tanto". Su día a día se le ha complicado con el libro, la gestión del despacho, los "deberes" de los hijos, y para colmo, la reforma laboral...
¿Cuál es su valoración de la reforma laboral?
Creo que va a dar margen para una mayor conflictividad jurídica en los tribunales. Recientemente, una magistrada del Tribunal Supremo explicaba públicamente que el juicio de ponderación y razonabilidad va a seguir existiendo. Cualquier ley laboral chocará siempre con los juzgados de lo social, que tienen su propio criterio en la aplicación de la norma, porque por mucho que una ley diga algo, al final tiene que pasar por el filtro de la jurisdicción social. Tal y como está hecha la reforma, deja muchos puntos sin resolver que van a tener que dirimirse en un juzgado. Habrá que estar al tanto de las decisiones judiciales en la materia, porque es verdad que se ha flexibilizado y abaratado el despido pero la interpretación que hagan los juzgados va a ser clave.
¿La eliminación de los salarios de tramitación será una de las causas de mayor litigiosidad?
Sin duda. Antes, con los salarios de trámite, la empresa estaba abocada a conciliar con el trabajador porque si luego perdía tenía que asumir un mayor pago. Al desaparecer estos salarios, también se elimina el despido exprés, aquel en el que la compañía consignaba los 45 días por despido en un plazo de 48 horas en los juzgados de lo social para evitar que corrieran los salarios de tramitación. Ahora ya no corren. Si el pleito se celebra dentro de 10 meses, al empresario le dará igual. Eso va a suponer un retraso en las indemnizaciones y que el trabajador se vea obligado a pleitear.
Desde su punto de vista, ¿era el cambio que necesitaba España?
A mí me parece que la reforma era necesaria, pero no de una manera tan ambigua en determinados puntos. Entiendo que se abarate el despido pero no que se flexibilicen las causas. La reforma no debe valer solo para los tiempos de crisis. Las causas de un despido tendrían que haber sido más estrictas, razonables, con un juicio de razonabilidad que se ha omitido, intentado crear un automatismo entre los jueces. La judicatura está muy enfadada porque parece que les hace aplicar la ley sin que la puedan valorar.
¿Han experimentado un incremento de casos?
Ahora vienen muchos directivos del sector público que están teniendo muchos problemas laborales. Directivos que les han reducido un 30% su salario y quieren comprobar si realmente pueden hacerlo.
¿Siguen siendo sus principales clientes las personas físicas?
Nuestro origen fueron las personas físicas, pero con el tiempo nos hemos ido derivando hacia la empresa. Acabamos de abrir una nueva línea que se llama ABA Empresas para atender a empresarios y autónomos, que nos empezaba a reclamar soluciones para asuntos de su vida profesional. Entre los servicios que ofrecemos destacan la asesoría laboral, asesoramiento en concursos de acreedores, penal y Derecho civil o mercantil.
¿Qué buscaban esos directivos en ABA Abogadas que no les ofrecían otros despachos?
Creo que una atención más directa y personal. Quien entra aquí tiene que sentirse, sobre todo, defendido y protegido. La firma no cobra por horas sino por un presupuesto cerrado. Ofrecemos una dedicación exclusiva, como un servicio de 24 horas. Todas las letradas tienen un móvil de empresa que deben atender lo antes posible. A diferencia de los grandes despachos, los clientes no pasan por tres o cuatro pasantes previos hasta llegar al abogado. En nuestro despacho tenemos una norma que consiste en no dejar pasar más de 24 horas sin contestar una llamada. A pesar de estar en el régimen privado, tenemos una clarísima vocación de servicio público y nos hemos dado cuenta de que este servicio es muy rentable. La gente se queja de que en otros despachos no es fácil acceder al abogado que lleva el caso, o que al juicio asiste otro letrado diferente a quien le atendió. Un error.
Este es uno de los pocos bufetes que está integrado totalmente por mujeres... ¿alguna norma del despacho?
No. Curiosamente, en el ámbito de familia, hay muchas más abogadas que abogados, pero no ha sido nuestro objetivo. De hecho, no estamos cerradas a contratar abogados hombres. Además, ya el 35% de nuestros clientes son hombres, aunque sigue habiendo un alto porcentaje de mujeres, del 65%.
¿Cuántas iniciaron el despacho y cuántas son ahora?
Inicialmente, lo fundamos Cristina Almeida y yo en 1995. Después se incorporó su hermana, Luz Almeida, que ahora es magistrada de la Audiencia Provincial. Nuestra idea era crecer y seguimos queriendo crecer. Hay firmas que no, que prefieren seguir siendo un despacho boutique o familiar. Nosotras empezamos poco a poco, incorporando abogadas gracias a los convenios de colaboración con la Universidad Carlos III. Ahora mismo somos unas 19 profesionales, de las cuales cinco son socias abogadas y otra socia de administración, que le ofrecimos una participación pequeña por el compromiso que había adquirido con la firma. En poco tiempo, hemos tenido un crecimiento importante, pero en este ejercicio 2012 hemos decidido frenarlo porque consideramos que la manera de salir de la crisis es controlando el gasto.
¿Cómo se estructura el equipo?
Cada socia está especializada en un ámbito del Derecho y cuenta con un equipo formado por cinco o seis personas. Los casos que van llegando al despacho se derivan a la especialista que antes se quede libre.
¿Cómo ha afectando la crisis a un despacho tan especializado?
Nos ha afectado en el sentido de que nuestro crecimiento se ha ralentizado. Veníamos aumentando la facturación una media de un 20% en los últimos años e, incluso, llegamos a crecer en algún ejercicio un 36%, pero es verdad que en el último año hemos incrementado nuestros ingresos un 1,5%.
¿Cómo prevé que discurrirá el ejercicio 2012?
Parecido al de 2011. Mantenemos la misma facturación de poco más de 1,5 millones de euros. Nuestra expectativa hubiera sido crecer mucho más pero estamos viendo que cierran despachos y pierden clientes, así que nos conformamos. Nosotros tenemos una clientela muy fiel, compuesta por 3.500 clientes, aunque la cifra de captación al año asciende a 600 clientes. De ellos, la mayoría son particulares y alrededor de un 10% lo constituyen las empresas, un servicio que acabamos de empezar.
¿Cómo se consigue seguir creciendo y captando clientes en este entorno?
La notoriedad es imprescindible y a eso le dedico una buena parte de mi tiempo. No obstante, mucha culpa del éxito que hemos tenido ha sido porque la gente se va satisfecha y nos remite a otros clientes. El efecto del boca a boca.
¿Son muy caros sus honorarios?
Los despachos internacionales facturan por hora, pero nuestros honorarios provienen de un presupuesto y son similares a nuestros competidores, como Zarraluqui o Sagardoy. Estamos básicamente en la media.
Sin embargo, el servicio resulta similar a un despacho internacional...
Sí, porque esa fue nuestra idea inicial, que una persona que venía con un conflicto de divorcio, por ejemplo, pudiera no solo divorciarse, sino liquidar su patrimonio, tener resuelto toda la conflictividad familiar, despejado cualquier problema de herencia y, posteriormente, poderle ayudar si tuviera un despido. Un poco como hacen los despachos grandes de empresa pero con las personas físicas. Queríamos ser el grande de los pequeños.
¿Cómo ve el despacho dentro de 10 años? ¿Podrían abrir sucursales? ¿Quizás integrase en un despacho mayor?
Primero tenemos que superar la crisis, pero una vez superada, a mí me gustaría tener un crecimiento sostenido. ¿Abrir oficinas en otros centros de España? Podríamos hacerlo, pero eso supone tener personas destacadas en otros lugares y ahí sí creo que es esencial las sinergias con otros despachos. El crecimiento real fuera de España tendría que venir con acuerdos de colaboración con otros bufetes, y eso no lo descarto. Cada vez son más frecuente las separaciones transfronterizas y dentro de la Unión Europea hay muchas regulaciones que legislan estas situaciones, lo que hace necesario colaborar con despachos extranjeros para solucionar los temas. Respecto a que nos compren una firma extranjera, yo tampoco cerraría las puertas.
"Con Almeida se pactó una participación del 20% "
¿Han notado que los clientes se resintieran tras la jubilación de Cristina Almeida?Lo cierto es que Cristina ya llevaba tiempo sin hacer juicios. Además, aunque ella se jubiló hace dos años, sigue colaborando con nosotras y nos sigue remitiendo a clientes.¿Cómo se hace la salida de un socio fundador?Al tener una sociedad limitada, valorada en el Registro Mercantil con una cuantificación renovada cada año por la junta de socias, la operativa no requiere una gran complejidad. Esa valoración es la que cuenta para recomprar la participación de quien decide irse. Nosotras tenemos unos estatutos por los cuales la socia que quiere marcharse tiene todo el derecho a abandonar y el despacho automáticamente tiene la obligación de comprarle la participación. La transmisión de las acciones se realiza a las personas que estamos dentro. Con Cristina llegamos a un acuerdo de su porcentaje, que cuando se marchó ascendía al 20%.¿Han pensado en nuevas incorporaciones?Vamos a incorporar a una nueva socia en el próximo mes de junio, que ya está aprobado por la junta. Siempre he creído que la manera de crecer es dando entrada a la propiedad a las personas que de verdad quieren y se lo merecen.