Luisiana: 'huracán' Santorum vs. Elvis Presley
Luisiana es uno de los estados que cuenta con un servicio de alertas de huracanes y evalúa su capacidad de causar daño. Nadie, creo, ha olvidado el huracán Katrina de agosto de 2005 y la tardía y descoordinada respuesta del Gobierno federal, la oficina del gobernador y el alcalde de Nueva Orleans, que casi causaron más daño que el propio huracán, hasta que la gobernadora autorizó al presidente Bush el despliegue de la Guardia Nacional.
Este fin de semana Luisiana aguarda la llegada del huracán Santorum. Al igual que Romney se jugaba su prestigio en las primarias si no ganaba por un amplio margen a Santorum en Illinois -como finalmente sucedió-, el que tiene que demostrar ahora que debe ganar entre los suyos, en Luisiana, es Santorum. A escala nacional, Romney tiene el apoyo de la mayoría de los segmentos de votantes republicanos. A excepción de los más conservadores y los republicanos del Midwest, proclives a Santorum.
Muchos discutirían que Luisiana perteneciera al Midwest: dirían que es estado del sur. Sin embargo, al principio, no fue así. En La reinvención de Obama, defiendo la tesis de que Estados Unidos inicia la transición de la república al imperio cuando, en 1803, el presidente Thomas Jefferson -hombre culto, constitucionalista y dado a apadrinar hijos propios, fruto de relaciones íntimas con sus esclavas afroamericanas- compró a Napoleón Luisiana por 23,2 millones de dólares. Ese año, Luisiana incluía Arkansas, Misuri, Iowa, Oklahoma, Kansas, Nebraska, Minnesota, Dakota del Norte y del Sur, el noreste de Nuevo México, el norte de Texas, Montana, Wyoming y Colorado. Además, la compra comprendía partes de las provincias actuales de Alberta y Saskatchewan, en el actual Canadá. Este territorio representa el 23% de la superficie actual de Estados Unidos.
Luisiana es, actualmente, un estado más pequeño, pero su PIB, en 2011 (a pesar del Katrina y del vertido de petróleo de BP en el golfo de México, en abril de 2010) fue de los más altos del país, igualando la cifra nacional del 2,6%. El censo de 2010, por comparación con el de 2000, muestra algunos cambios sociodemográficos relevantes, cara a unas elecciones conservadoras: los blancos representan el 62,6%, afroamericanos (32%), asiáticos (1,5%), nativos americanos (0,7%) y los latinos (4,5%) son el segmento poblacional que más crecido en la primera década del siglo XX: +78,7%.
Desde la victoria de Romney en Illinois, el ambiente está muy caldeado entre los republicanos. Las encuestas nacionales entre conservadores, hechas entre las elecciones del martes 20 en Illinois y las primarias de este fin de semana en Luisiana, aumentan la distancia de Romney respecto a Santorum: 7,6 puntos de diferencia; Romney (36,3%), Santorum (28,7%), Gingrich -inasequible al desaliento- (15,6%) y Paul (10,9%). Romney tiene 560 delegados; Santorum, 246; Gingrich, 141, y Paul, 66. ¿Tiene asegurada la nominación republicana el señor Romney? Abril y mayo están llenas de elecciones, pero no contestaré a la pregunta hasta que el 29 de mayo (Texas, 155 delegados) y el 5 de junio (California, 172 delegados) sellen con letras de fuego el nombre del ganador. Nunca se sabe: quizá Gingrich entre en razón y se retire: en otras palabras, deje de recibir el dinero de su amigo Sheldon Adelson, cansado de tanta derrota; y Paul aparque su idea de crear un tercer partido, que divida el voto conservador: con el número de delegados que tiene, su amenaza no parece seria.
¿Qué nos dirán las encuestas a pie de urna? La alegría que le entró al Partido Republicano, tras la ancha victoria de Romney en Illinois, les ha llevado a encargar más encuestas preelectorales que en todos los meses previos de campaña. Todas dicen lo mismo: Santorum gana a Romney por +10,8. Otras encuestas amplían la victoria hasta 15 puntos. ¿El resultado? Santorum (36,8%), Romney (26%), Gingrich (18,8%) y Paul (5,5%). No había tanta animación en Nueva Orleans desde que Elvis Presley grabó allí la película King Criole, en 1958. Ese sí que fue un huracán que revolucionó Luisiana. Ahora le toca el turno a Santorum y dar el do de pecho ganando a Romney por bastante diferencia.
Por último, la correlación estadística entre el índice de confianza económica de los americanos y el índice de aprobación de Obama caminan paralelas: el uno sube, y el otro también, y viceversa. Desde septiembre de 2011 hasta el día de hoy ambos van al alza.
Jorge Díaz-Cardiel. Socio Director de ADVICE Consultants. Autor de 'Obama y el liderazgo pragmático' y 'La reinvención de Obama'