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Columna
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El mercado puede ayudar a Monti

Las reformas laborales anunciadas por el primer ministro italiano, Mario Monti, han enfurecido a los sindicatos y debilitado la unidad con el Gobierno de coalición. El mercado de bonos podría necesitar entrar en escena.

Las reformas ayudan a abordar dos de los problemas crónicos de Italia. Primero, deberían animar irónicamente a las compañías a contratar a empleados porque luego será más fácil despedirlos. Esto debería ser especialmente atractivo para las empresas extranjeras, que han sido disuadidas de invertir en Italia. En segundo lugar, debería estimular a las compañías para contratar a gente con contratos permanentes en lugar de temporales. Esto conduciría a una mayor inversión en formación, en concreto de los jóvenes con pocas oportunidades.

Es posible estar en desacuerdo con algunos detalles. Las reformas incrementarán los costes de la seguridad social y aún no se ha hecho nada para cortar la excesiva cantidad de tiempo que lleva tratar los casos laborales en los tribunales. Pero el empuje de lo que ha anunciado Monti es alentador. No es sorprendente que el CGIL, el mayor sindicato del país, haya anunciado una huelga general. La mayor preocupación es que el Partido Democrático (PD), de centroizquierda, demanda que se lleven a cabo cambios mientras las reformas atraviesan el trámite parlamentario.

Eso sí, el poder del PD para bloquear los cambios es limitado ya que solo es el segundo mayor partido en la coalición de Monti. También está dividido internamente, con su ala derecha más proclive a las reformas.

Parece poco probable que la coalición no las saque adelante. El riesgo real es que queden diluidas tras su paso por el Parlamento. Pero hay otra pieza en el puzle: los mercados. El CGIL inició huelgas tras la reforma de las pensiones del año pasado, pero los altos intereses de los bonos y un país casi en emergencia dejaron poco espacio para la discusión. Con los bonos estables sobre el 5%, los políticos pueden permitirse discutir. Una huelga total de compradores no sería una buena idea. Pero los mercados pueden necesitar incrementar la presión.

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Elvira Méndez / Antonio Estella

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