Beteta y Guindos 'les hacen' los recortes a las comunidades autónomas
Reza el dicho popular de que a buen entendedor...con pocas palabras bastan. Pues bien, bajo esa premisa habría que situar las últimas declaraciones de dos destacados miembros del Gobierno. El secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta, y el ministro de Economía, Luis de Guindos, han dado en dos plumazos con las claves de por dónde deben meter la tijera las comunidades autónomas para conseguir reducir su déficit público al 1,5% del PIB este año. Frente al discurso catastrofista de la mayoría de las regiones en público (luego en privado bajan el tono bastante, conscientes de que no les queda más remedio que plegarse a Hacienda) sobre que recortar tanto y tan rápido supondrá poner en peligro servicios esenciales como la sanidad o la educación; Beteta y Guindos replican. El primero apuesta por reducir las plantillas del sector público, que no han dejado de crecer en los últimos 10 años y cuyo coste se ha disparado mientras duró la borrachera del boom inmobiliario. Y el segundo lo tiene también meridianamente claro: "reduzcan un 40% la inversión y verán qué fácil es arañar unos miles de millones de euros al abultado déficit" parece que quiso decir el miércoles cuando anunció en el Congreso que el gasto en esta partida se ajustaría en los presupuestos en esa cifra. Fuentes de Economía aclararon que no era una cifra cerrada, que era una primera estimació, pero lo cierto es que citaron como volumen de referencia la formación bruta de capital fijo que arroja la contabilidad nacional de 2010 y aquí viene la pista: "para el conjunto de todas las administraciones públicas".
Así que señores consejeros y consejeras de Hacienda de todos los territorios tomen nota porque estas declaraciones no están hechas por casualidad. Otra cosa bien distinta es concluir si la economía española se puede permitir un tajo del 40% a la inversión pública cuando todavía quedan por resolver cuestiones tan espinosas como el rescate de las autopistas en quiebra o cómo propiciar que la inversión privada vuelva a ser seducida por el sistema concesional español.