La liquidez del BCE da un balón de oxígeno a España e Italia
La avalancha de liquidez concedida por el BCE permitió ayer el éxito en la subasta del Tesoro y una fuerte rebaja de la prima de riesgo de Italia y España, justo el día en que en Bruselas quedó abierto el debate sobre la conveniencia de rebajar los objetivos de recorte de déficit. La Bolsa se contagió del buen tono de la deuda y el Ibex ganó el 0,97%.
Un día ha bastado para que quede de manifiesto el poder que la inyección masiva de liquidez a tres años del BCE tiene para relajar el riesgo soberano. La inyección de 530.000 millones de euros concedida a la banca el miércoles encontró ayer un primer destino en las subastas de deuda que realizaron España y Francia, cuyo éxito permitió una caída generalizada en la rentabilidad que piden los inversores en los bonos públicos europeos, incluido el portugués, que a duras penas se aleja del ojo del huracán.
El uso de la liquidez de Draghi y la certeza de que servirá para sostener con holgura la demanda en las próximas subastas del Tesoro relajó la presión a niveles que no se recordaban desde hacía meses. Y dio además un valioso balón de oxígeno a España, estrangulada por un déficit público del 8,5% a cierre de 2011 y por el compromiso de rebajarlo este año al 4,4% ante Bruselas. La prima de riesgo española llegó a caer ayer de los 300 puntos básicos, una cota a la que no se situaba desde el pasado mes de noviembre y todo un respaldo de cara a la cumbre de líderes europeos que se celebraba ayer en Bruselas, en la que quedó abierto el debate sobre la posibilidad de reducir las exigencias de austeridad para la economía española.
La rentabilidad del bono español descendió al 4,8%, nivel sin precedentes desde noviembre. Fue la respuesta a la colocación por parte del Tesoro de 4.501 millones de euros en bonos a tres y cinco años, que registró una demanda de 11.475 millones de euros. Emitió 1.061 millones de euros en bonos a tres años con una rentabilidad del 2,213%, frente al 3,633% anterior; otros 1.909 millones también a este plazo, con un rendimiento del 2,748%, frente al 2,989% y 1.530 millones a cinco años con un interés marginal del 3,478%, por debajo del 3,557 % de la subasta precedente.
El efecto de la abundancia de liquidez que campa por el mercado fue incluso más significativo para la deuda italiana. La rentabilidad del bono italiano también retrocedió por debajo del 5%, a niveles del pasado agosto, y la prima de riesgo se relajó hasta rozar los 300 puntos básicos, al quedar en los 308 puntos. Así, el diferencial entre la deuda española y la italiana se ha reducido a tan solo 8 puntos básicos, con lo que el mercado ya casi trata por igual a la deuda de ambos países, una situación que no se daba desde agosto. En los meses siguientes Italia acusó con mucha más crudeza la presión sobre su deuda, que también ha tardado más tiempo en beneficiarse del efecto balsámico de la liquidez del BCE. Al final, tanto los bancos italianos como españoles se han implicado a fondo en la compra de deuda pública de sus países, con adquisiciones récord en el mes de enero.
Pese a la euforia de la deuda soberana, no faltaron las advertencias inquietantes. El Bundesbank alemán lanzó su crítica a las inyecciones de liquidez del BCE, que están inoculando riesgo soberano en el balance de la institución, que no para de crecer. Además, los inversores advierten que el efecto benéfico de tanta liquidez no podrá durar siempre y en la subasta de deuda española de ayer ya se vio que la caída de la rentabilidad fue menor en el plazo más largo, el que no queda ya bajo el abrigo de la liquidez a tres años de Draghi.
En cualquier caso, no fue el día para pensar en todos los problemas que aún hierven al margen de la actuación del BCE. El sector bancario recibió además una buena noticia, al conocerse la decisión de la Asociación Internacional de Derivados y Swaps (ISDA por sus siglas en inglés) de no activar los seguros de crédito (CDS) de la deuda griega, para la que está prevista una quita del 53,5% dentro del plan de rescate de la UE. La banca italiana, espoleada por la rebaja de la presión sobre la deuda soberana, lideró los avances en Bolsa del sector europeo, con alzas superiores al 5% y de hasta el 10% para Banco Popolare.
El impulso bancario contribuyó a alejar la sombra que había proyectado la víspera Bernanke sobre la situación de la economía de EE UU. El Ibex subió el 0,97%, hasta los 8.547,7 puntos; el Eurostoxx; el 1,45%; el Cac, el 1,37% y el Dax, el 1,25%. Wall Street cerró con alzas del 0,62% para el S&P; del 0,22% para Dow Jones y del 0,74% para el Nasdaq.
Las claves
Jornada de fuerte caída del riesgo soberanoBonos italianos a dos años. Su rentabilidad cayó ayer del 2% por primera vez desde octubre de 2010.Francia coloca 8.000 millones de euros. El Tesoro francés se benefició también de la liquidez de la que dispone la banca. La demanda en su emisión superó en 2,5 veces la oferta, lo que rebajó notablemente el interés.La presión cede levemente sobre Portugal. El bono portugués sigue bajo el foco de los inversores, aunque ayer su rentabilidad cedió levemente, del 13,75% al 13,71%.
Los CDS no se activarán en Grecia
Los hedge funds no están pasando un buen momento en Grecia. El canje propuesto para reducir drásticamente la deuda helena les dejará unas pérdidas reales en sus inversiones cercanas al 75% y no podrán usar el paracaídas de los CDS para aminorar el golpe, al menos de momento.Así lo decidió ayer la institución que regula los credit default swap, los seguros que se contratan para defenderse de impagos. Responde a las siglas de ISDA (Asociación Internacional de Swaps y Derivados, por sus siglas en inglés) y en los últimos días había recibido dos llamadas a su puerta de inversores que pedían la activación de los cerca de 2.400 millones de euros en CDS por el caso griego. En un veredicto que responde solo a lo preguntado, la ISDA ha decretado que no hay razón para detonar esos seguros. Los hedge funds pedían que se admitiera esa posibilidad porque su deuda ha sido subordinada a la del BCE, que ha obtenido un trato más ventajoso en la reestructuración, y porque, a su juicio, se ha producido un acuerdo entre Atenas y los dueños de la deuda griega. El organismo ha estudiado sus reglas y ha decidido que el trato al BCE no entra en la categoría de subordinación y que no ha recibido prueba alguna de un acuerdo entre Grecia y los bonistas que encuadre tampoco en los supuestos de un evento de crédito (las palabras mágicas que ponen en marcha la activación de los seguros). Al menos de momento. Añade que su decisión "no prejuzga que pueda ocurrir, o no, un evento de crédito en Grecia más adelante"., informan I. Abril y P. M. Simón.