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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Repsol requiere buenos socios

La primera empresa industrial española, Repsol, tiene casi finalizado el nuevo campus de su sede internacional, a unos pocos centenares de metros del Museo del Prado de Madrid. Es un hito en la historia de la compañía. Pero sus directivos y accionistas estaban ayer muy pendientes de algo al otro lado del Atlántico: un largo, disperso y lacrimoso discurso de la presidenta de Argentina ante la Asamblea Legislativa, en el que Cristina Fernández podía anunciar ni más ni menos que la nacionalización de una parte importante del grupo, Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), que Repsol adquirió en 1999 con la intención de dar lugar a "una empresa multinacional más equilibrada y mejor posicionada". Ese amplio arco que va del Prado a Buenos Aires da idea de la extraordinaria dimensión que ha conseguido una compañía que hace tiempo era considerada petrolera sin petróleo y hoy, gracias a una enorme labor de investigación, desarrollo e innovación, es la envidia de muchos gigantes del sector, especialmente por los nuevos campos de explotación que está logrando en aguas profundas de Latinoamérica. Fernández dejó caer en las últimas semanas graves amenazas que han obligado a decisiones urgentes del Ejecutivo español para limar diferencias con Argentina. Bien sea. Pero lo único que requiere Repsol es una seguridad jurídica que el Gobierno Fernández tiene que demostrar.

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