El valor de asegurar arte
A pesar de que la crisis económica está afectando de una manera u otra a todos los sectores de la economía, el de los grandes patrimonios se ha visto menos perjudicado que los demás.
En España, con la ayuda conjunta de compañías y corredurías, los grandes patrimonios de nuestro país o HNWI, high net worth individuals, como se les conoce en el mundo anglosajón, son cada vez más proclives a asegurarse correctamente con productos perfectamente adaptados a su perfil. Teniendo en cuenta que los ricos siguen siendo ricos y que la afición coleccionista y la inversión en arte han aumentado considerablemente en las últimas décadas, esta tipología de seguros tiene un futuro prometedor.
Por ello, el esfuerzo de las aseguradoras se centra más que nunca en luchar para que los clientes potenciales -con grandes patrimonios- contraten coberturas para proteger sus colecciones de arte valoradas en varios millones de euros, sus lujosas mansiones, sus joyas, sus coches o yates o sus familias.
En el caso de las colecciones de arte, el problema viene cuando los coleccionistas no son conscientes de los posibles riesgos que les pueden surgir, y entre ellos es muy repetida la frase: "He tenido mi colección durante más de 30 años y nunca ha pasado nada". Pero la realidad es otra y en muchas ocasiones existen riesgos que no pueden ser calculados por el propietario, ya que no se tiene en cuenta la fragilidad del patrimonio; por ejemplo, una obra de arte suele ser demasiado susceptible a daños por agua o a deteriorarse al ser trasladada a una galería de arte o a otra residencia; incluso a ser mal colgada por manos inexpertas utilizando un sistema de anclaje o fijación a la pared inadecuados para peso de la obra. Pero las colecciones de arte no solo sufren accidentes con los traslados sino que también pueden deteriorarse por averías ajenas al dueño: una tubería que se rompe, cortes en el consumo de energía y, por supuesto, el riesgo del robo. Todos hemos leído noticias como: "Un cuadro de Picasso recibe un codazo de su vendedor" o "una limpiadora daña una obra de 800.000¦euro; al creer que estaba sucia" o "mujer se cae en un museo de Nueva York y rompe un valioso cuadro"
De ahí la importancia de proteger las colecciones de arte ante todos los tipos de riesgos. Las soluciones aseguradoras proporcionan una protección integral del patrimonio asegurado, además de ofrecer coberturas a medida que identifican y mitigan aquellos riesgos que pueden exponer al cliente a verse afectado por un siniestro.
Lo identificativo de estas pólizas es que los asegurados reciben una cobertura personalizada, diseñada por suscriptores especializados y a unos precios competitivos.
No todas las aseguradoras pueden proteger un cuadro, una escultura o una antigüedad, por eso las compañías que aseguran los grandes patrimonios tienen características muy especializadas ya que se trata de objetos irreemplazables.
A medida que los clientes acumulan más riqueza, propiedades o responsabilidades, las necesidades de seguros se hacen cada vez más complejas. Este giro hace que la manera de ver el seguro pegue un cambio sustancial y las coberturas dejan de ser la única manera de proteger con éxito su tipo de vida.
Es importante que las compañías se especialicen en la gerencia de riesgos personalizada. De ese modo a la protección financiera que se otorga mediante las pólizas se añade la búsqueda, de manera proactiva, de todas las maneras de mantener el patrimonio de los clientes y sus familias fuera de peligro.
Sin ninguna duda, la relación coste-beneficio de este seguro merece la pena y otorga a los coleccionistas la seguridad de que su pasión, inversión y patrimonio estén a salvo.
Ahora, el mayor desafío para las aseguradoras es convencer a los clientes reacios que necesitan una cobertura para sus grandes patrimonios.
Silvia Pérez. Directora de Chartis Clientes Privados