Los Reyes alumbran la nueva sede de Iberdrola en Bilbao
Torre Iberdrola ha supuesto una inversión de 200 millones financiados por Iberdrola en un 66% y por BBK, integrada en Kutxabank, en un 34%.
La nueva sede de Iberdrola, inaugurada oficialmente esta mañana por los Reyes de España en Bilbao, servirá para anclar en España los centros de decisión de la compañía eléctrica. Torre Iberdrola, el edificio más alto de Euskadi, con 165 metros y 41 plantas, y el quinto del Estado, ha supuesto una inversión de 200 millones financiados por Iberdrola en un 66% y por BBK, integrada en Kutxabank, en el porcentaje restante.
Casi cinco después de que se colocara la primera piedra, Torre Iberdrola, una obra de arte de la arquitectura terciaria y referente por su diseño, tecnología y sostenibilidad, pretende, según ha asegurado el presidente de la eléctrica, Ignacio Sánchez Galán, convertirse en el símbolo de la compañía vasca a la hora de comprometerse con la economía de Euskadi y España.
En el acto celebrado esta mañana, al que han asistido más de 400 invitados del mundo económico-empresarial y de la sociedad vasca, además del alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna y el lehendakari, Patxi López, Galán ha garantizado que Iberdrola seguirá ejerciendo como elemento "tractor" del tejido industrial, especialmente en estos momentos de incertidumbre. Mientras, en el exterior del suntuoso edificio, varias decenas de personas se han manifestado solicitando el cierre de la central nuclear de Garoña.
Torre Iberdrola, obra del arquitecto argentino Cesar Pelli, cuenta con 50.000 metros cuadrados sobre rasante y dispone de 485 plazas de parking. La nueva sede social y fiscal de la compañía eléctrica es un edificio de impactante diseño, en forma de prisma triangular con claras curvas levemente ahusadas en dirección al cielo, sugiriendo un obelisco de cristal.
Sus fachadas, que a lo largo de sus 41 pisos están compuestas por una doble pared de cristal, ofrecen una solución sostenible, un eficiente control climático y amplias vistas hacia la ciudad y la ría de Bilbao. En estas "paredes bioclimáticas" se ha instalado un sistema automático que regula la luminosidad interior y la climatización en función de las condiciones externas, con el correspondiente ahorro energético que ello supone.