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Columna
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China debe avivar su mercado de bonos

China ha alegrado a los mercados con su decisión de facilitar el acceso de la banca al crédito después del alarmante descenso en la financiación durante el mes pasado. Pero el método utilizado, recortar los requerimientos de reservas a los bancos, no garantiza que los fondos desbloqueados vayan a encontrar su lugar en los sectores más sedientos de la economía. Una mejor manera de ayudar a las compañías que luchan por recibir préstamos sería liberalizar el mercado de bonos. Pekín ha tomado pasos valientes, pero parece preocupado de abrir nuevos canales de crédito por miedo a hacer la vida más difícil a los bancos.

La emisión de bonos ya está al alza. Las empresas chinas vendieron 410.000 millones en bonos el año pasado, un salto del 52% comparado con 2010. Peo solo representa un tercio de lo que prestan los bancos. La demanda es máxima. El problema es que China tiene tres mercados de bonos, cada uno con un regulador.

Los inversores en deuda están sedientos de alternativas, por lo que los bonos son más baratos que los préstamos para las afortunadas empresas que tienen acceso al mercado. Los emisores más grandes del año pasado en China fueron los bancos controlados por el Estado.

China da la impresión de querer un mercado de bonos más desarrollado. Ha establecido un mercado de recompra, una cámara de compensación centralizada y un seguro de bonos. En un gran encuentro sobre políticas financieras celebrado en enero, surgió la información de que China intentaba levantar una prohibición de hace 20 años que impide comerciar con bonos futuros y negociar con bonos basura. Pero eliminando las barreras regulatorias, separando esos mercados y abriéndolos a inversores y suscriptores extranjeros, se estimularían las ventas y la negociación, que ahora mismo son virtualmente inexistentes.

Estas medidas podrían también ayudar a proporcionar crédito a las compañías del pequeño sector servicios que debería florecer si China quiere reducir su dependencia de las exportaciones y de la inversión en activos fijos.

Por Wayne Arnold

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