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Columna
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Dreamworks se acerca a China

Dreamworks puede sacar una entrada exclusiva para la tan opaca industria cinematográfica china. Es muy probable que el estudio estadounidense anuncie una joint venture con inversores chinos durante la visita del vicepresidente Xi Junping a California el próximo 17 de febrero. Debería ser un buen acuerdo para los creadores de Kung Fu Panda, pero no ayuda a reducir la Gran Muralla que rodea a la distribución de películas en China.

Esta sigue siendo una industria muy restringida en el país. Solo 20 películas extranjeras pueden ser estrenadas al año en sus cines, y son mostradas después de ser aprobadas por un intermediario designado por el Estado. Pekín dijo en marzo de 2011 que acataría las normas de la Organización Mundial del Comercio sobre los medios de comunicación. Pero el progreso en libros, periódicos, revistas, DVD y música no ha llegado todavía a los cines o a la televisión. Esta semana, su regulador vetó la emisión de programas extranjeros en horario estelar.

Las joint ventures podrían acercar Hollywood a la gigantesca audiencia china. Produciendo allí, Dreamworks puede sortear las restricciones sobre el contenido foráneo. La asociación implicaría una inversión de 2.000 millones de dólares en los próximos cinco años, de acuerdo con la revista Caijing, más de la mitad procedentes de socios chinos como China Media Capital y China Development Bank. Dreamworks aprovecharía el barato talento local y una mayor exhibición. Pero el acuerdo tiene también un atractivo político. Xi Jinping podría defender el acuerdo como una prueba de que China está creando un mercado más abierto durante su observada visita a EE UU. Mientras, películas como Kung Fu Panda ayudarán a Pekín a extender su poder blando.

El acuerdo no es perfecto en ninguno de sus términos. Dremworks tendría solo un control parcial. Para películas que no sean dibujos animados o relacionadas con China, las puertas seguirán cerradas. Pero un lugar a la cola de una industria que genera 2.000 millones de dólares al año será suficiente para que los productores de Hollywood se sientan animados.

Por Wei Gu.

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