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La reestructuración financiera

Las cajas se comprometen a afrontar la reforma financiera sin despidos

La patronal del sector, Acarl, se comprometió ayer a absorber el impacto de la reforma financiera ejecutando un ajuste laboral por la vía de las prejubilaciones y bajas incentivadas, sin incurrir en despidos.

Las cajas de ahorros, que en su mayor parte han transferido su actividad a bancos, han decidido blindar su normativa laboral mediante un convenio propio que fije sus condiciones particulares independientemente de lo que haga el sector tradicional de la banca. La patronal de cajas, Acarl, selló ayer con los sindicatos un acuerdo por cuatro años en el que se establece una hoja de ruta con la que afrontar los previsibles ajustes de empleo que se derivarán de la reforma del sistema financiero.

El modelo de saneamiento de activos inmobiliarios que aprobó el pasado viernes el Gobierno se apoya en una estrategia de concentración de las entidades que aboca al sector a una nueva ola de fusiones. El esfuerzo adicional que se pide a bancos y a cajas, junto a las facilidades para despedir que podrían derivar de la próxima reforma laboral, hace temer que el sector financiero abandone su práctica habitual de reducir plantilla con medidas no traumáticas.

El tema se ha convertido en la prioridad de los sindicatos durante la larga negociación -más de un año- del convenio del sector. Finalmente, la patronal ha accedido a garantizar por escrito que los procesos de ajuste se saldaran mediante "soluciones vegetativas y/o no extintivas", lo que incluye prejubilaciones, bajas incentivadas, suspensiones o reducciones de jornada, movilidad geográfica y modificación de condiciones. Medidas, todas estas, que las entidades deberán agotar antes de plantear un expediente de reducción de empleo, que, en cualquier caso, deberá ser negociado con las centrales. La falta de entendimiento sobre estas garantías mantiene en suspenso el convenio de banca.

A cambio, CC OO, UGT y Csica han a aceptado someterse a dos años de congelación salarial, 2011 y 2012, prorrogables durante otros dos años en caso de recesión. El nuevo convenio los liga a los movimientos de la economía española y no al IPC. Si el PIB español es positivo en 2013, el aumento salarial será del 1%, llegando al 1,25% si crece un 1,5% o más. En 2014, los sueldos subirían un 1% si el PIB es positivo, un 1,25%, si crece más del 1,5%, un 1,5% si el PIB sobrepasara un alza del 1,75%, o hasta el 2% de incremento de sueldo, si se expande un 2%.

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