Reforma bancaria 1.1
Sí, ahora hay cajas que cotizan en Bolsa, como Bankia, pero haber llegado a un ratio de capital determinado no quita que, a fecha de hoy, nadie en el sector se aventure a predecir qué será esta entidad dentro de un año. La clave está en el ladrillo y, ciertamente, las nuevas provisiones anunciadas por Guindos son una medida bien tirada. Mejor, desde luego, que un banco malo. Pero, ay, no sabemos los detalles. Y los detalles en el mundo de las finanzas lo son todo.
Por ejemplo. Dice Guindos que bajará el precio de la vivienda. Dejando aparte la aparente contradicción de que este mismo Gobierno ha instaurado una subvención para animar la compra de casas, es dudoso que suceda así. Actualmente las casas que tiene la banca en balance están provisionadas al 25% de su valor, según Guindos. La normativa obliga, como decíamos antes, a provisiones del 20% para las casas con menos de dos años en balance y del 30% para más de dos años.
Con la nueva normativa, la provisión se elevará al 35%, pero no sabemos cómo. Pero el cambio no es sustancial; afecta en un 15% del valor a las viviendas adjudicadas a partir de 2010. Para las viviendas o promociones adjudicadas antes de esta fecha, la variación es del 5%. Es más, las viviendas adjudicadas a partir de 2010 pasarían a provisionarse al 30% según avanzasen los meses. Luego el incentivo para vender casas en manos de la banca es escaso. El cambio es, a mi entender, menos profundo que el citado de 2010, y aquél no tuvo efecto en el mercado: los bancos siguen acumulando casas y lo seguirán haciendo, quizá con la vista puesta en hacer lo mismo que en la crisis de los 90. Esperar a que suban, crear gigantes inmobiliarios y sacarlos a Bolsa.
Los cambios afectan, en mayor medida, al suelo, provisionado hasta el 80% (bien es cierto que con ayuda de instrumentos híbridos) y las viviendas a medio terminar. Esto sí es un cambio positivo, en la medida en que la vivienda tiene la posibilidad, al menos teórica de venderse, y se puede establecer un precio de mercado. El Gobierno no quiere forzar al sector a vender (aunque diga lo contrario), pero hay un mercado potencial. Con el suelo y las casas en obras no. No hay mercado (salvo excepciones), y como hemos dicho en ocasiones, el precio de estos activos es casi nulo.
En este sentido, es un avance reconocer este hecho en las cuentas. Pero es un primer paso que tampoco arreglará por sí sola la situación de los bancos en los mercados de financiación. Éstos están cerrados por la crisis del euro, en primer lugar, y por el exceso de crédito a promotor, en segundo lugar. El suelo que tienen los bancos en balance ya tiene, a ojos de los inversores, valor cero.
Por otra parte, la provisión genérica del 7% del total de crédito al ladrillo es mejor que no obligar a dotar nada, pero aun así supone un escenario optimista: ¿alguien cree que la morosidad en estos créditos teóricamente no problemáticos se quedará por debajo del 10%? Adicionalmente, este 7% no parece suficiente desincentivo como para que la banca no practique la patada a seguir, es decir, refinanciar créditos para no quedarse con activos que después ha de provisionar.
Quizá este sea el aspecto más relevante y en el que queda más trabajo por hacer. Al inversor le asustan más 150.000 millones de crédito cuya calidad es un arcano (recordemos Banco de Valencia) que 72.000 de suelo que podemos considerar que no vale nada.
Animar al sector a las fusiones es, como ya contamos, más una cuestión de forma (y de contabilidad) que de fondo, y la aportación de dinero público será, con toda seguridad, superior a los 6.000 millones emitidos por el Tesoro (habrá que ver cómo son los esquemas de protección de activos, pero la experiencia de CAM no es halagüeña). Pero eso son otras cuestiones.
Más que una reforma bancaria a gran escala, parece una continuación de las reformas emprendidas con el Gobierno anterior. Pasos necesarios, pero no suficientes. La banca tendrá que sanear el suelo que tiene en cartera, una cuestión que a estas alturas de la crisis resultaba ya sangrante, pero el empacho de ladrillo seguirá lejos de ser digerido.
Música contra la crisis. Yo la Tengo. Tom Courtenay (una de mis favoritas de todos los tiempos)
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