¿Se podría desmembrar Bankia?
Si en algo coinciden todos los banqueros españoles es en la preocupación que está generando la pretensión del Gobierno de aumentar las provisiones para sanear los balances de la banca de los activos inmobiliarios, en un momento, además, en el que deben incrementar su capital para cumplir con los requerimientos de la Autoridad Bancaria Europea.
En otra cosa en la que coinciden, por lo menos los responsables de la gran banca, es en el futuro de Bankia, el tercer grupo financiero español con unos activos de 303.190 millones de euros, y la primera inmobiliaria del país por número de inmuebles.
La búsqueda de soluciones que ponga fin definitivamente a las luces y las sombras que genera la entidad que preside Rodrigo Rato en el mercado se ha convertido en un potencial negocio para los bancos de inversión. Pese a ello, el grupo encabezado por Caja Madrid asegura que podrán hacer frente a las nuevas medidas del Gobierno por sí mismos y, además, crecer.
La entidad que preside Rato descarta una segregación y dice que cumplirá con los requisitos
Pero mientras que eso sucede, el mercado considera a Bankia la gran asignatura pendiente de aclarar para el sistema financiero. Según un informe de BBVA, la firma que preside Rato necesitaría unas provisiones adicionales de 7.474 millones.
Las nuevas necesidades de provisiones (50.000 millones de euros para el conjunto del sistema) sumergirán a la banca en un tsunami de pérdidas en los próximos ejercicios que difícilmente hacen sostenible el andamiaje de un gran número de entidades. "Y más si el año que viene vuelven a pedir más provisiones porque los activos problemáticos siguen creciendo", señalaba ayer el presidente de una caja.
Pero para el Gobierno el fin justifica los medios. Y el fin en esta ocasión es que fluya el crédito, y para ello considera que hay que crear bancos fuertes, y nada mejor que las fusiones para ello. "Aunque eso es discutible. La cajas intervenidas y con problemas son ya fruto de fusiones", señala otro directivo financiero.
Unas entidades están más a favor de la reforma que propone el Gobierno, las grandes; y otras son totalmente contrarias, las medianas pequeñas. Aunque tanto unos como otros critican las duras medidas que impondrá el Ejecutivo.
Pero la banca también se queja de la falta de concreción. "No hay nada concreto. No hay un borrador sobre el que discutir. Y ya se sabe que el diablo está en los detalles, en la letra pequeña.", asegura un ejecutivo de una gran entidad.
Y es la letra pequeña la que puede ser decisiva para Bankia, explican varias fuentes bancarias, tras reconocer que es la pieza que más preocupa al sector por su enorme tamaño.
Otras fuentes aseguran que el Ejecutivo es muy consciente de que si se aprietan demasiado las tuercas al sector y se obliga a sanea en el menor tiempo posible sus activos tóxicos, Bankia necesitará un compañero de viaje, y este a su vez, requerirá ayudas.
El problema es que ni BBVA, ni Santander ni La Caixa están dispuestos a realizar una operación corporativa con Bankia. Menos sin dinero público. Multimillonarias ayudas públicas. En círculos financieros, de hecho, se especula con que este ha sido el principal escollo que ha impedido que La Caixa y Bankia iniciaran negociaciones. La operación entre la entidad que preside Isidro Fainé y el grupo que dirige Rato podría necesitar 11.000 millones de euros, coinciden varias fuentes.
Pero parece que en la búsqueda de una solución para que se logre disipar todas las dudas que sobrevuelan en torno a Bankia en un futuro a medio plazo, se ha encontrado otra vía. Desmembrar este grupo formado por siete cajas de ahorros -Caja Madrid, Bancaja, las cajas de Ávila, Segovia, La Rioja, Laietana y Canarias- y vender sus activos al mejor postor. La idea parte de un banco de inversión, deseoso de hacer negocio y aprovechar el momento. El diseño de la operación es compartida por un "alto ejecutivo de la banca", coinciden en señalar tres directivos financieros. Pero en Bankia lo descartaron ayer por completo, justo el día en el que el equipo económico ha comunicado a cada entidad sus respectivas necesidades de provisiones.
Expertos bancarios, no obstante, afirman en que este proyecto sería la tercera opción. La primera es que se fusione con un gran grupo.
La segunda opción, que es la que está tomando más cuerpo, es que el Gobierno baje la presión sobre bancos y cajas.
Parece que el ministro de Economía, Luis de Guindos, es ya más partidario de que estas provisiones se realicen en dos años en vez de uno siempre que sea contra beneficios.
También se están flexibilizando los porcentajes de dotaciones para inmuebles y suelo -el descuento del que se habla en estos momentos es del 65% sobre el valor en libros del suelo-. Y la vía para cargar las nuevas provisiones -beneficios y reservas, y en este último podrán cubrirse el 30% con capital y el 70% contra resultados y provisiones genéricas en un año-.
El sector confía en que se pueda utilizar la provisión genérica para su dotación.
La posibilidad de pujar por una caja intervenida, tras el cambio de ley del FROB, abre otra vía para conseguir ayudas y ampliar el calendario para realizar las dotaciones para Bankia. Ayer se especulaba con que el Gobierno iba a revitalizar el FROB uno, en este caso con la emisión de convertibles, que computarían como deuda y no como déficit, ya que se consideraría un crédito para la entidad.