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Columna
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Muchas facturas

Cuando se trata de honorarios en fusiones y adquisiciones, los bancos mandan. Es lo que se desprende de las nuevas normas de Reino Unido que obligan a los compradores de las empresas que cotizan en Bolsa a revelar cuánto pagan a sus ejércitos de asesores. Es demasiado pronto para juzgar si el nuevo régimen, probablemente el más transparente del mundo, forzará una reducción de las comisiones. Pero los datos iniciales proporcionan una fuerte evidencia de hasta qué punto se benefician los bancos. Desde que las reglas cambiaron en septiembre de 2011, ha habido pocas adquisiciones importantes. En el caso de la toma de control de Colfax por parte de Charter, y de la reciente compra de Theo Mueller de la empresa láctea Robert Wiseman, los banqueros suponen de siete a ocho veces las facturas de los abogados.

La mitad de los 106,4 millones de libras en honorarios de la fusión Colfax-Charter se destinó a la financiación, y el otro 35%, a asesoría. Los abogados se llevaron solo el 11% del total. En el acuerdo Mueller-Wiseman, donde la financiación fue más simple, el 75% de las comisiones fue para asesoramiento en fusión y adquisición. No es de extrañar que los bancos se lleven la mayor parte. En Reino Unido al menos, juegan un papel más importante que sus rivales más cercanos, los abogados. Además, aunque puede haber excepciones, la mayoría de los bufetes cobran honorarios tanto si el acuerdo sigue adelante o no. En el caso de los bancos estos suelen asociarse al éxito, por lo que las transacciones completas compensan por las negociaciones que fallan. Para las empresas, escatimar en gastos de asesoramiento puede suponer un ahorro en balde. Pero con el febril estado de ánimo político y público, la transparencia puede avergonzar a los compradores y llevarles a regatear al máximo con sus asesores. Si eso es así, los datos dejan pocas dudas sobre quién tiene más que perder.

Por Quentin Webb.

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