Bruselas se merece una triple Z
Ahora que todas las autoridades europeas ya se han despachado contra Standard & Poor's, repasemos la credibilidad y coherencia de esas "lágrimas de cocodrilo", como las define hoy Joaquín Estefanía.
La Comisión Europea, por ejemplo, lleva meses acusando a las agencias de calificación de procíclicas, es decir, de sumarse y acelerar las tendencias del mercado, sean positivas o negativas. Hoy, en cambio, ha echado en cara a S&P no tomar en cuenta la positiva evolución del mercado de la deuda en las últimas semanas y reaccionar en sentido contrario.
Las autoridades europeas también lamentan el momento elegido por la agencia para anunciar los resultados de sus análisis, como si les hubiera pillado por sorpresa. El Gobierno francés, sin embargo, ha reconocido que sabía desde hace tres meses que perdería la triple A.
El comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, ha llegado a aventurar que la rebaja del rating de nueve países el pasado viernes habrá permitido a algunos obtener "cuantiosas ganancias". Un liberal como él debería estar acostumbrado a que los inversores aprovechen cualquier oportunidad. Por otra parte, los principales beneficiarios en este caso parecen haber sido España e Italia.
El Estado español colocó el doble de bonos de lo previsto 24 horas antes de que se hiciese pública la rebaja de su rating. Roma también salió bien parada de su subasta del jueves. Ambos gobiernos sabían que colocaban en el mercado unos títulos con el rating tambaleante, pero como cualquier actor en el mercado no dudaron en sacar el mejor partido.
"Las agencias no tienen tanta información como nosotros sobre la situación de las finanzas públicas", es otra de las acusaciones vertidas hoy por la Comisión Europea. Y lo dice el mismo organismo que todavía en noviembre pronosticaba a España un déficit público del 6,6% en 2011, para enterarse un mes después de que será, como mínimo, del 8%.
Para no extendernos demasiado, concluyamos con la queja más irónica de Bruselas: las agencias no toman en cuenta los avances llevados a cabo por la zona euro. ¿Se refiere al segundo rescate de Grecia, aprobado, en teoría, el pasado mes de julio y que todavía no se ha puesto en marcha? ¿O al apalancamiento del fondo de rescate, que se debía haber puesto en marcha antes de finales de 2011 y todavía sigue en el aire? ¿O a la ampliación de los recursos de ese fondo, rechazada por Alemania el pasado mes de diciembre? ¿O a la inminente creación de una agencia de calificación europea, planteada por Berlín y París en 2003 y pendiente todavía de que alguna entidad, pública o privada, asuma la iniciativa?
En fin, que las instituciones y gobiernos europeos solo pueden celebrar que no exista una agencia que califique su credibilidad y solvencia, porque podrían rozar la triple Z.
Foto: matrícula belga (B. dM., 16-1-11).