Rajoy debe jugar sus cartas en Bruselas
Las nuevas exigencias de provisiones que el Gobierno va a imponer a las entidades bancarias suponen un paso fundamental para culminar la reorganización del sistema financiero español. La exigencia de mayores provisiones -alrededor de 50.000 millones de euros adicionales, según los cálculos del ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos- tiene como objetivo cubrir las pérdidas que aflorarán una vez que se acometa la valoración real del ladrillo que acumula la banca. El modo en que se repartirán y exigirán esas dotaciones todavía está por detallar, así como el origen del capital que será necesario inyectar para completar el proceso en aquellas entidades más débiles. Es el caso de las cajas de ahorros, que no están en condiciones de asumir una severa depreciación de los créditos inmobiliarios, créditos a promotores y activos adjudicados que pesan en sus balances.
Fuentes cercanas al Gobierno aseguran que este confía en que sea Bruselas, a través del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, quien se haga cargo de ese coste, dada la imposibilidad de que España eleve aún más su nivel de endeudamiento. La cita para plantear esa solución será la cumbre europea del próximo 29 de enero. Será allí donde Mariano Rajoy deberá jugar sus cartas con habilidad y presentar las medidas adoptadas en materia de consolidación fiscal y reforma laboral como credenciales sólidas y suficientes para obtener el apoyo de los socios comunitarios. En cualquier caso, la hoja de ruta que maneja el Gobierno para culminar el saneamiento del sector financiero cuenta con que buena parte del coste del proceso recaiga sobre las espaldas de aquellos grupos y entidades más potentes, únicos capaces de asumir las nuevas exigencias con recursos propios. El Ejecutivo confía en que ello incentive de forma natural más operaciones de fusión que den a luz un mapa bancario capaz de hacer frente al nuevo escenario
Con la decisión, conocida ayer, de destinar la mayor parte de los beneficios del ejercicio 2011 a provisiones, Banesto es un ejemplo del camino a seguir por las principales entidades del sector. La filial del grupo Santander -que ha provisionado 400 millones de euros- se ha adelantado así a las nuevas exigencias que prepara el Gobierno. Unas obligaciones cuyo cumplimiento, en el caso de algunas entidades, obligará a reducir el beneficio prácticamente a cero, pero que suponen un paso necesario para completar el proceso de limpieza del sector. En el caso de Banesto, el esfuerzo se ha saldado con una caída de la cifra de beneficio atribuido hasta algo más de 125 millones de euros, lo que supone casi un 73% menos que el año anterior. Ello implica un sacrificio considerable que denota el deseo de acometer de forma eficaz y sin demora un proceso inevitable que todas las entidades financieras, antes o después, tendrán que afrontar.