Woodford tira la toalla en la lucha de Olympus
El británico renuncia a sus aspiraciones en la empresa
La hostilidad de las circunstancias ha acabado por vencer la determinación de Michael Woodford de convertirse en el líder de una nueva Olympus. Al parecer, ya no veremos a este inglés tomar las riendas de la centenaria empresa japonesa de máquinas fotográficas y endoscopios porque ayer anunció que daba la batalla por perdida.
En una emotiva carta a la prensa, aseguró que abandona para salvaguardar la tranquilidad de su familia y después de no encontrar el apoyo de ninguno de los principales accionistas japoneses.
Fraude contable
Olympus le despidió de su cargo el pasado 14 de octubre tras haber destapado un fraude contable de más de 1.000 millones de euros y, desde entonces hasta ayer, se había mantenido firme en su decisión de eliminar a la cúpula corrupta y formar una nueva, liderada por él mismo, para construir una Olympus transparente.
"Estoy triste por no haber respondido a las expectativas de tantas personas, pero continuar sin el apoyo de los accionistas japoneses hubiera sido contraproducente. Podíamos haber ganado la batalla pero seguir adelante con esa fractura habría conducido a una terrible situación, dañina para todos".
Woodford ha anunciado también que ha puesto una demanda en Reino Unido para pedir una compensación por despido improcedente y que reclamará una compensación económica por los tres años y medio que le quedan por cumplir de contrato. Además, se plantea comenzar el mismo proceso en Japón.
En la carta, que suena a despedida definitiva, incluidos agradecimientos a todos los que le han apoyado, hace una mención especial a su mujer burgalesa y a sus dos hijos. "La manera brutal en la que fui despedido, con las mentiras y negaciones que lo siguieron, han sido traumáticas . Ha sido un periodo lleno de miedos para mi mujer, a quien se le hace muy cuesta arriba la hostilidad de esta batalla pública. Por eso he decidido no hacerle pasar por más angustia".
Y es que, tras su despido, ellos dos solos han lidiado con la avalancha de entrevistas y con la gestión de los viajes y las reuniones entre Reino Unido, Estados Unidos y Japón para colaborar con los investigadores o encontrar el apoyo de los accionistas en la batalla que ya acaba para Woodford.
Woodford critica en su carta el sistema accionarial japonés, que veta las acusaciones públicas entre miembros del mismo accionariado y rechaza que el conflicto esté basado en una cuestión cultural o incluso patriótica ("japoneses contra no japoneses"). æpermil;l lo califica más bien como una confrontación entre "reformistas y no reformistas dentro del país".
Tras un mes de frenéticas reuniones para buscar el apoyo de accionistas, tan solo ha conseguido el sustento de socios extranjeros como Southeastern Asset Management, el mayor entre los inversores no japoneses, o Harris Associates.
Ahora que ha desaparecido la cabeza visible del cambio, la pregunta es: ¿cambiará toda la cúpula directiva o permanecerá su presidente y una de las figuras que estuvieron involucradas en el escándalo? Los dos accionistas extranjeros han reiterado que todos los directivos involucrados en el escándalo deberían marcharse. Mientras tanto, Olympus ha asegurado que sigue tratando de reconfigurar su dirección y de buscar una salida para el cambio.
La cifra
58% es la pérdida de valor de Olympus en Bolsa desde que Woodford fue despedido. Tokio analiza las cuentas del grupo, que podría salir del parqué.