A este paso habrá que decir feliz 2020
Pocos meses después de la quiebra de Lehman Brothers, en las navidades de aquel tormentoso 2008, se puso de moda decir "feliz 2010", dado que se asumía que 2009 iba a ser un desastre económico. Quién nos iba a decir que, cuatro años después, arrancaríamos 2012 con la misma convicción. En fin, si algo sobra hoy por hoy es pesimismo sobre la economía.
Por eso vienen bien artículos como el publicado este fin de semana en el semanario de La Vanguardia recogía, en todo caso, un artículo titulado "de la chabola al chalet". Una panorámica fotográfica de los duros años 70 que incluía una cita del imprescindible, aun jubilado, Mariano Guindal: "cuando la gente dice que esta es la peor crisis de hace 80 años, yo les recuerdo que esta es la crisis de un país rico, lo otro era la crisis de un país pobre." Poco consuelo para este duro arranque de año. Pero la perspectiva histórica nunca sobra.
La brutal subida de impuestos del viernes tiene mil posibles lecturas. Y una de las primeras es una cuestión clave a la que Luis de Guindos no quiso responder. ¿Qué efecto tendrá en la economía? ¿Cómo agravará un 2012 que ya se presumía difícil? Muy probablemente el resultado sea una nueva recesión en España, como ya nos temíamos el mismo viernes.
Podemos tomar como base el panel de previsiones de expertos que elabora Funcas (lo pueden consultar un poco más abajo, si se quieren descargar el documento pinchen en el enlace). En su último dato, la previsión media para 2012 es de un crecimiento del 0,2%. Pero el ajuste fiscal previsto es, de media, el paso del 6,8% de déficit 2011 al 4,9% en 2012, es decir, un ajuste de menos de dos puntos de PIB. El Gobierno quiere, no obstante, pasar del 8% al 4,4%. 3,6 puntos de PIB. Casi el doble. Por poner números, como afortunadamente el PIB español ronda el billón de euros, pueden ustedes pensar que un ajuste del 1,9% del PIB son 19.000 millones y del 3,6%, 36.000 millones. Casi nada.
Por muy optimistas que seamos con los cálculos, con semejante ajuste, solo un cambio brutal de expectativas debido a un rápida relajación de las tensiones financieras, combinada con la mejora del sector exterior, puede librar a España de la recesión. En 2011, según la media de Funcas, el consumo público ha caído el 1,5% y el privado, el 1,1%. Para 2012, y asumiendo un recorte inferior en casi un 50% al ajuste que tenemos encima, se espera una contracción del 2,7% en el consumo público y del mismo 0,1% en el de los hogares.
Sin embargo, con la fuerte subida del IRPF, que notaremos en la nómina de febrero, y previsible subida del IVA en marzo, el consumo de los hogares se verá todavía más constreñido. La previsión de los expertos de que aumente el 0,1% se antoja difícil de cumplir. Y los recortes de gasto en el sector público harán el resto. No solo por el efecto directo. El impacto de un recorte de 8.900 millones (por citar la cifra publicada hasta ahora) no es solo esos 8.900 millones menos; es también el efecto sobre el resto de la economía. El llamado multiplicador, que siendo extremadamente conservadores puede ser del 50% (por cada euro que el estado deja de gastarse, otros agentes ecoómicos dejan de gastarse otro medio euro), pero seguramente sea mayor que uno y puede llegar a duplicar al efecto directo de los recortes.
Solo hay un servicio de estudios que prevea un ajuste cercano al recién anunciado, el de las propias cajas de ahorros, que calculan un 3%. Y estos expertos son, también, los más pesimistas sobre la evolución general del PIB: un -0,5%. Estos analistas estiman una caída del 0,4% en el consumo privado y del 4% en el consumo público. E, insisto, se han quedado cortos en la previsión del ajuste.
En otras palabras, la austeridad nos va a salir muy cara. Y no es solo cuestión de pasar un año malo, de hablar de apretarse en cinturón o de contar moralejas sobre gastar lo que no se tiene. Lo preocupante es cuánto tejido productivo se va a destruir en este proceso, y cuántas empresas que a largo plazo podrían dar trabajo a gente preparada van a sufrir por el desplome, un año más, del consumo.
Pero tampoco se me preocupen demasiado. Tras la cumbre de julio dije que me parecía una buena solución para el euro, y tras la de diciembre que la prima de riesgo volvería a dispararse. Con este track record, espero volver a equivocarme. Y, recuerden a Guindal, es una gran crisis, pero (de momento) es la crisis de un país rico.
Música contra la crisis. Pulp, Mis-shapes
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