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¡¡¡Feliz año de cuatro meses!!!

Los años bisiestos como 2012 tienen un día más. Para el euro, sin embargo, apenas tendrá 120 días porque la moneda única se jugará su futuro en los primeros cuatro meses de este año que empieza.

Entre enero y abril de 2012 se producirá una conjunción de los problemas políticos, económicos y financieros de la zona euro que para sí quisieran los amantes de alineaciones planetarias y profecías mayas.

Francia entrará en la recta final de una precampaña electoral para una cita con las urnas en la que Nicolas Sarkozy se juega su continuidad en el Elíseo. De su victoria dependen los acuerdos de la zona euro para combatir la crisis porque los socialistas ya han anunciado su intención de renegociar lo pactado si ganan las elecciones. Y el Frente Nacional, de extrema derecha, promete directamente el regreso del país a a la antigua moneda (el franco).

Grecia también debería entrar en período electoral durante este primer cuatrimestre, dada la escasa legitimidad democrática del gobierno presidido por Lucas Papademos, el tecnócrata que reemplazó al defenestrado George Papandreu. Y no cabe descartar que en Italia el exprimer ministro Silvio Berlusconi provoque la caída del no menos ilegítimo gobierno de Mario Monti.

Los vaivenes electorales coincidirán con unas necesidades de refinanciación de deuda pública y privada "sin precedentes", como ha señalado el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi. Los bancos de la zona euro necesitarán emitir bonos, según sus cálculos, por valor de 230.000 millones de euros. Los Estados, entre 250.000 y 300.000 millones de euros. Y vencen también 200.000 millones en CDOs.

El primer cuatrimestre también se comprobará la eficacia o viabilidad de los acuerdos alcanzados en las cumbres europeas del año pasado. El BCE asumirá la gestión del moribundo fondo de rescate de la zona euro, para intentar mejorar la colocación de sus emisiones. En teoría, ese fondo intentará atraer inversores en terceros países, aunque los emergentes han mostrado escaso interés.

El arranque del año también debería servir para rematar la reestructuración de la deuda pública de Grecia, un proceso con el que Atenas espera obtener una condonación equivalente al 50% de sus números rojos. Sus acreedores, bancos franceses y alemanes sobre todo, siguen negociando la letra pequeña de esa quita y quieren garantías de que la jugada no se repetirá en ningún otro país de la zona euro.

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