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Columna
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Alivio en Roma, pero aún sin cura

La exitosa subasta de deuda ha alejado a Italia del abismo, pero Roma se enfrenta aún a enormes obstáculos. Sus costes de financiación en la venta de deuda a seis meses de ayer fueron la mitad que hace un mes, mientras que los tipos a dos años bajaron poco más de tres puntos porcentuales en relación a la subasta anterior.

La mejoría sigue a dos acontecimientos clave: la aprobación del Parlamento del presupuesto de austeridad de Mario Monti, y el préstamo del Banco Central Europeo (BCE) de 489.000 millones de euros a tres años. La austeridad afectará a los italianos pero ayudará a convencer a los mercados de que Italia es seria con la reforma de sus finanzas. El BCE, por su parte, ha dado a los bancos mayor seguridad sobre la financiación y la libertad de comprar deuda pública. Que los inversores minoristas italianos hayan colocado más dinero a finales de año probablemente ha ayudado también.

Aunque Italia se enfrenta a grandes retos los próximos meses. Tiene 64.000 millones de bonos con vencimiento en los tres primeros meses de 2012 y su mercado de bonos está lejos de ser normal. No es sostenible que los rendimientos de bonos a diez años se encuentren cercanos al 7%. Los rendimientos de la deuda italiana se correlacionan negativamente con los bonos alemanes, síntoma de que los inversores tratan a Italia como crédito con riesgo. El país depende aún, al menos en parte, de la respuesta de los líderes de la eurozona. A pesar de que el BCE podría comprar más bonos italianos en el mercado secundario, una respuesta a medias podría dejar los rendimientos en niveles peligrosos. Y aún no está claro si los bancos utilizarán los fondos baratos del BCE para comprar deuda pública, como espera el presidente francés, Nicolas Sarkozy.

La solidaridad nacional es la clave para el futuro de Roma. Es probable que Italia se enfrente a una recesión el año próximo, durante el cual los italianos tendrán que someterse a la austeridad y las reformas del mercado laboral. Y necesitarán mantener el apoyo a su Gobierno con la compra de deuda o de activos privatizados. Al menos son relativamente ricos; la riqueza neta financiera de los hogares italianos se sitúa en el 178% del PIB comparado con el 130% alemán, según el Deutsche Bank.

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