Las deudas de la duda
En la víspera de su salida del Banco Central Europeo (BCE), Lorenzo Bini Smaghi dio un recordatorio de lo que debe ser el modo de operar de la institución: pragmatismo con un poco de misterio. Lo único que cuenta, dijo Bini Smaghi en una entrevista con Financial Times, es el mandato de estabilidad de precios. Pero el banco central puede, y debería, mantener una mente abierta sobre los medios que emplea para lograr su misión.
Bini Smaghi parece a gusto con el mandato actual del BCE, que algunos economistas han criticado de estar exclusivamente centrado en la lucha contra la inflación. Pero también pidió acabar con las "discusiones casi religiosas". En otras palabras, la impresión de dinero no debería suponer un tabú y podría ser necesaria cuando o si la deflación amenaza, y una vez que los tipos de interés no puedan bajar más. Pero ninguna de estas precondiciones se ha cumplido por ahora.
Bini Smaghi insistió en que las acciones de los bancos centrales deberían caracterizarse por la "ambigüedad constructiva". Este podría ser el punto más importante de su mensaje de despedida. Los mercados y los medios de comunicación parecen considerar con demasiada frecuencia la transparencia del banco central como un derecho fundamental. Pero ningún banquero central debería entregar el poder que proviene de la incertidumbre -o incluso del secreto-. De vez en cuando la previsibilidad puede ser necesaria. Sin embargo, la constante ambigüedad es lo que permite que un banco central sea eficaz.
Por Pierre Briançon