La mitad de los préstamos del BCE ha ido a parar a Francia, Irlanda e Italia
La crisis de deuda soberana persistirá. Ese es el mensaje que deja entrever el Banco de Pagos Internacionales (BIS) radicado en la ciudad suiza de Basilea en su informe trimestral divulgado ayer.
Ante las reticencias de las entidades de crédito a prestarse entre sí, parte del mercado interbancario se ha desplazado hacia el balance del Eurosistema. De hecho, la línea de depósito del Banco Central Europeo (BCE) alcanzó su máximo de 300.000 millones de euros el pasado 7 de noviembre al tiempo que los préstamos a las entidades bancarias duplicaron ese importe. La mitad de la financiación otorgada por el organismo con sede en Fráncfort fue a parar a bancos de Francia (141.000 millones), Italia (111.000 millones) e Irlanda.
El BIS, entidad en la que participan los principales bancos centrales del mundo, reconoce cómo el pasado noviembre "el universo de emisiones fiables se encogió al tiempo que la demanda de activos seguros aumentaba, derivando en una búsqueda de refugio hacia activos ubicados fuera de la zona euro". El organismo de Basilea admite que a finales del mes pasado se calmaron algo los mercados pero que "los desajustes en algunos de los mayores mercados de bonos de la zona euro inquietaron a los actores de mercado y pueden haber dañado la base de inversores, puesto que inversores a largo plazo como las compañías de seguros o los fondos de pensiones dependen de los mercados de deuda soberana para preservar capital".
El documento divulgado ayer describe cómo "las dificultades de financiación bien podrían persistir conforme los cerca de dos billones de dólares de deuda bancaria vayan venciendo según se acerque el cierre de 2014". De hecho, agrega el BIS, un 13% de esta deuda corresponde a emisiones que cuentan con garantías gubernamentales que fueron emitidas principalmente en 2009 con un plazo de vencimiento que podría "resultar difícil de renovar en condiciones razonables".