El recién estrenado coche eléctrico de París solo será rentable en 2018
París amaneció el pasado lunes con un nuevo elemento en su paisaje urbano, una retahíla de 250 vehículos eléctricos de alquiler público con los que el ayuntamiento de la capital gala pretende eliminar de la circulación un total de hasta 22.500 vehículos de combustión de petróleo.
Autolib sigue la estela de éxito del servicio de alquiler de bicicletas Velib que la urbe lanzó el años 2007 y que actualmente cuenta con más de 250.000 abonados. El objetivo de estas dos apuestas es quitar humo y vehículos en propiedad de las calles de París y devolver la ciudad a los peatones en una urbe tentacular.
Autolib ha sido un regalo hecho a medida por el ayuntamiento para el gigante industrial Vincent Bolloré, gran amigo personal del presidente galo, Nicolas Sarkozy. La empresa se ha llevado la concesión del proyecto, que costará 35 millones de euros a las arcas municipales cuando circulen hasta los 3.000 vehículos previstos para el próximo año. Bolloré asume que el servicio no será rentable hasta 2018 y solo si los eléctricos consiguen atraer a 80.000 abonados que utilicen al menos un coche dos veces por semana durante dos horas.
Tras la apuesta del empresario bretón se esconden las baterías de litio, metal y polímeros que Bolloré fabrica y que aún no encuentran comprador. La compañía se ha desmarcado de la corriente del resto de fabricantes de baterías, que han optado por el ion-litio.
Autolib es así para Bolloré un inmejorable escaparate mundial de su invento, al que el empresario atribuye mayor autonomía respecto a las baterías tradicionales. El Bluecar de Bolloré tiene una autonomía de 250 kilómetros, hasta 100 kilómetros más que otros modelos.