Los porqués de Standard & Poor's
Sí, hay una cumbre vital esta semana en Europa, y no, a S&P no le importa lo más mínimo reconocer que su polémica decisión de cuestionar la solvencia de la eurozona al completo pretende condicionar los resultados de esta cita.
Fuera máscaras. Las agencias de calificación, esas que fueron incapaces de prever la caída de Lehman o la toxicidad de las hipotecas subprime, han demostrado en los últimos días que no tienen reparos en poner deberes al presidente electo del Gobierno español, Mariano Rajoy, o en decirles a los líderes europeos lo que tienen que hacer. Si los aludidos siguen su camino, llegarán a la teórica tierra prometida de la solvencia inalterable (o no, porque como dijo Moody's ante el Congreso de Estados Unidos, lo suyo son solo opiniones, así que la realidad puede ser muy distinta). Si, en cambio, deciden hacer caso omiso, sufrirán el castigo de una rebaja de rating.
Así de claro lo ha dejado Standard & Poor's en el informe que acompaña la revisión de la solvencia de la eurozona al completo realizada anoche y que deja a 15 países con una probabilidad entre dos (el 50%) de perder la nota que tienen ahora. Solo se salva Chipre, que ya vivía bajo esa amenaza de rebaja, y Grecia, porque difícilmente puede ir a peor.
Consciente de lo delicado de este movimiento en la semana clave para el futuro de Europa y del euro, S&P ha acompañado su decisión de un completo argumentario.
1.- ¿Por qué se toma esta decisión?
Es la parte más analítica del informe y S&P tira con bala. La agencia identifica cinco razones para poner en revisión la nota al completo de la eurozona. Algunas son meras constataciones de la realidad, como que los bancos han congelado el crédito, que los Estados y particulares están muy endeudados o que los inversores están pidiendo más rentabilidad por prestar dinero. Pero hay dos que meten directamente el dedo en el ojo de los líderes europeos: la incapacidad de los políticos de encontrar una salida a la crisis y la llamada a la puerta de la recesión.
S&P no duda en asegurar que parte de la culpa de los problemas europeos se debe al sentimiento negativo y la falta de confianza de los inversores, que reaccionan así a lo que consideran "respuestas reactivas e insuficientes de la clase política a la crisis hasta este momento".
También la recesión que se avecina tiene un componente político. "Creemos que el deterioro del escenario macroeconómico refleja en parte la cada vez menor confianza de los agentes económicos en la capacidad de los políticos europeos de atajar la actual crisis financiera".
2.- Más importante: ¿para qué se toma esta decisión?
Puesto que los líderes europeos son culpables de lo peor de la crisis (algo en lo que otros muchos economistas están de acuerdo, por otra parte), S&P apela directamente a ellos para poner coto al problema. Esta semana es clave, con la reunión europea del jueves y el viernes, y a ella apunta la agencia. Si se quiere evitar que la tormenta se convierta en huracán (y que las triples A de países como Alemania o Francia caigan como moscas, en consecuencia), S&P no ve otra salida que un acuerdo serio y rotundo en la eurozona.
"Pensamos que la próxima cumbre europea es una oportunidad para los políticos de romper el patrón de lo que consideramos que ha sido una defensiva y poco consistente reacción hasta el momento, superar los intereses nacionales individuales y avanzar en una respuesta creíble a la crisis que sea capaz de restaurar la confianza de los inversores", asegura la agencia.
Y luego llega la sentencia: "Nuestro movimiento refleja la visión de los riesgos que enfrentaría la solvencia de la deuda soberana europea si la cumbre no genera una respuesta creíble y efectiva".
3.- Al detalle: ¿qué medidas tomar?
Disciplina fiscal, control del déficit y reformas en general. Para los países deudores, menor gasto público, potenciación de las exportaciones, flexibilidad del mercado laboral, de producción y el de servicios, son las recetas de S&P.
Pero, eso sí, la agencia hace un guiño a quienes culpan de la reactivación de la crisis no solo a la incapacidad de los políticos europeos para hacer frente a la tormenta sino, sobre todo, a las medidas de austeridad que han preconizado. Dada la ralentización de la economía europea, dice S&P, unas reformas basadas solo en la austeridad fiscal pueden ser contraproducentes, por el efecto en la demanda interna de una ciudadanía preocupada por sus puestos de trabajo e ingresos. "Reformas equilibradas", es el llamamiento final.
4.- ¿Cuál será el castigo y cuándo?
Austria, Bélgica, Finlandia, Luxemburgo y Alemania son los cinco países mejor tratados por S&P: no se espera que su rating caiga más de una nota en caso de que se consume la amenaza. Una buena noticia teórica, pero que implicaría perder la triple A para la mayoría de estas naciones. Los otros 10 países señalados, España, Francia e Italia entre ellos, bajarían dos escalones.
Y como este movimiento no tiene otro objetivo que condicionar la cumbre europea, S&P explica que tradicionalmente se toma cerca de 90 días para adoptar sus decisiones, pero que en este caso intentará hacerlo más rápido porque todo el pescado estará vendido cuando termine la reunión este viernes.
Así que Francia y Alemania ya lo saben: si quieren conservar su AAA no tienen más que acudir al recetario de S&P.