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La refundación del euro

La amenaza de recesión pone a Draghi entre la espada y la pared

Los expertos creen que el BCE bajará tipos y ampliará la barra libre de liquidez a la banca, incluso con plazos más largos

Que la economía es una fuente continua de contradicción es una realidad que a pocos se les escapa después de lo vivido en el mundo en los últimos cuatro años. Y así lo vuelve a demostrar el hecho de que el deterioro de las condiciones macroeconómicas de toda Europa (el número de instituciones que ven seguro el regreso de la recesión aumenta cada día que pasa) e incluso de los países emergentes vaya a convertirse en la varita mágica que hará reaccionar al fin a las instituciones europeas.

"Los datos macro se han debilitado tanto que se ha llegado al punto de no retorno". La sentencia es de Miguel Paz, de Unicorp Patrimonio, pero resume la opinión de no pocos economistas y expertos que creen que, esta vez sí, las decisiones no pueden posponerse. Y ese viento se ha extendido en forma de presión colectiva que sopla sin descanso en el cuello de quien ha sido señalado por todos como el único capaz de frenar la caída al abismo del Viejo Continente: el Banco Central Europeo (BCE).

No se puede decir que Mario Draghi esté curtido en una presidencia del BCE que acaba de estrenar, pero sabe lo que es salir al ruedo y bajar los tipos cuando nadie lo esperaba en su primer toro. Ahora lo tendrá más fácil: solo tres de los 57 analistas consultados por Bloomberg creen que el supervisor mantendrá los tipos de interés en su reunión del jueves. Claro que, por el lado contrario, solo dos se aventuran a decir que los recortará más allá del tradicional cuartillo y que los dejará en un histórico 0,75%.

La grandísima mayoría cree que Draghi y su consejo no podrán aislarse de la llamada a la puerta de la recesión (Goldman Sachs habla en su último informe de una caída del 0,8% de la economía del área euro el año que viene) y que el modo más tradicional para combatirla es la rebaja del precio del dinero. Pero creen que el BCE será conservador, bajará 0,25 puntos los tipos, los dejará en el 1% y se guardará munición para lo que venga.

Pero eso es poco para algunos. "Es urgente que el BCE rebaje los tipos de forma más agresiva ahora que crecen las señales de que la esperada contracción industrial está evolucionando hacia una recesión en toda regla", dice HSBC.

La segunda pata de la artillería del BCE vendrá en forma de barra libre de financiación a la banca, con la extensión de las medidas no convencionales de liquidez. El mercado interbancario sigue seco y de poco le sirve al banco central bajar tipos si la política monetaria no se transmite más allá, así que no le quedará más remedio que actuar. También en este caso hay quien se lanza a apostar por ampliaciones del plazo, con subastas a 18 meses o incluso a dos años. Pero también en este caso se pone de manifiesto el conservadurismo de los expertos a la hora de anticipar el comportamiento del BCE: cuando toca poner cifras concretas al plazo de las subastas, la mayoría se decanta por doce meses.

A la espera de la compra masiva de bonos

La última pata que queda en el aire es la más controvertida: la compra masiva de bonos soberanos, aunque se siga limitando al mercado secundario y no acuda directamente a las subastas de los Estados (como hizo el muy alemán Bundesbank ante el pinchazo germano en una emisión a finales de noviembre, por otra parte). Y aquí hay un problema de calendario, porque la reunión del BCE es previa a la cumbre europea. Eso sí, Draghi dejó claro la semana pasada que un acuerdo para establecer una férrea disciplina en las finanzas públicas de los países del euro permitirá al BCE abrir la mano de otras medidas.Los mercados no dudaron en hacer su interpretación de estas palabras: compra masiva de bonos en cuanto haya acuerdo en la eurozona. Y se adelantaron a comprar ellos, lo que provocó la consiguiente caída en picado de las primas de riesgo de los países con problemas la semana pasada. De ahí que muchos expertos consideren que el BCE ni siquiera tiene que mancharse las manos efectivamente con la compra de deuda. "Le vale con anunciarlo", recalca Miguel Paz. Así lo han confirmado los datos de adquisición por parte del supervisor de deuda de países con problemas de la semana pasada. La cifra no llega a los 3.700 millones de euros, frente a los 8.600 millones de la semana anterior, lo que demuestra que la mejora de las primas de riesgo fue obra de los inversores, no del banco central. Ahora queda la duda de si Draghi dará alguna consigna en la reunión del jueves sobre la posibilidad de sacar la artillería o si esperará a que estén sobre la mesa los acuerdos de la cumbre europea.

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