Cerca del 'full Monti'
El destino de Italia sigue ligado a los dioses del euro: el BCE, la alemana Angela Merkel y el francés Nicolas Sarkozy.
El plan de Mario Monti contiene algunas excelentes reformas pospuestas durante años. La modernización de las pensiones es la más significativa. Las personas ya no podrían jubilarse al ir llegando a los 60 aunque hayan cumplido con los años requeridos de servicio. En su lugar, tendrán que esperar hasta los 66. Volverá a incluirse un impuesto sobre la propiedad, desechado irresponsablemente por el ex primer ministro Silvio Berlusconi. También se incorporarán fuertes medidas contra la evasión fiscal, uno de los deportes favoritos de Italia, así como las obligaciones en diferentes artículos de lujo. El nuevo impuesto sobre los helicópteros privados es un recordatorio de que Italia es realmente un país rico.
El nuevo Gobierno está también liberando a los mercados con medidas contra comportamientos anticompetencia y la apertura de los servicios. Pero la flexibilización más polémica -facilitar la contratación y el despido- se ha aplazado en espera de las consultas con los sindicatos. Con todo, el Gobierno de Monti sigue siendo muy popular. El nuevo primer ministro no ha propuesto un megaimpuesto sobre la riqueza, que algunas personas han estado defendiendo como bala de plata para reducir la deuda del 120% del PIB por debajo del 100%. De hecho, plantea un progreso gradual: un año más de aumento de la deuda -una bajada de entre el 0,4% y el 0,5% del PIB y un déficit fiscal del 1,6% en 2012- seguido de un presupuesto equilibrado para 2013.
Los rendimientos de los bonos a 10 años cayeron hasta el 6,2% con las noticias del programa de Monti. Pero todavía están en un nivel alto e incómodo. Por lo que Italia podría necesitar el apoyo tanto del BCE como de Merkozy para mantener bajos sus costes de endeudamiento. Afortunadamente, Monti ha llegado con un buen plan y no es Berlusconi, así que probablemente lo consiga.