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Columna
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Cataclismos

La economía industrial se basa en tres pilares: finanzas, Gobierno e industria. Una ruptura de la eurozona podría dañar los tres. La caída de Lehman Brothers en 2008 sienta un precedente. El miedo se propagó como la pólvora en el sector financiero, los fabricantes entraron en pánico y las autoridades perdieron el tiempo. Pero deberían haberse aprendido las lecciones. En teoría, hay tiempo para preparar una vuelta a la época en la que cada país tenía una moneda.

En la práctica, sin embargo, no hay nadie que esté cerca de estar listo: el pilar financiero se tambalea aún. Los depositantes y los inversores institucionales están socavando sus cimientos reduciendo aún más las islas de seguridad. Si el euro cae, probablemente se produciría un choque en cadena: bancos sin liquidez retirando créditos, una recesión inducida, cúmulos de pérdidas y destrucción de empresas. Los mercados de activos se volverían disfuncionales y los bancos centrales no podrían sostenerlos.

El Gobierno tiene un arma potente para contrarrestar la escasez de fondos: el equivalente electrónico a la imprenta. Un banco central griego dotado de poderes podría hacerlo tan bien como el BCE. Pero mucha creación monetaria degrada la moneda y destruye la confianza. Los déficits fiscales y el apoyo monetario son ya fuertes, así que otro gran incremento en el activismo oficial pondría a prueba los límites del imperio monetario. El segundo pilar de la economía se ve precario. Si algún Gobierno importante pierde su credibilidad -Francia, Italia, EE UU y Reino Unido son candidatos- el desorden mundial es casi seguro. El resultado sería un golpe en el tercer pilar, la industria. El comerció mundial cayó un 11% en 2009 y el PIB mundial se redujo un 0,7%. El caos podría tentar a algunos Gobiernos a utilizar uno de sus poderes no económicos: participar en una guerra.

A medida que el miedo de los inversores crece resulta más probable que se produzca un daño en la industria. Pero la desesperación es aún prematura. Casi todo el mundo ve que una desordenada quiebra del euro llevaría al desastre. Todavía hay tiempo suficiente para salvar la situación.

por Edward Hadas

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