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Sector

De simples ventiladores a industria nacional

En solo 20 años las renovables se han apuntalado.

Cuentan desde una organización con memoria histórica en el desarrollo de energías renovables en España que, ante la instalación del primer parque eólico en Tarifa, uno de los lugares con mejor viento de la geografía, en los años ochenta, la acogida fue: "¿Para qué quieren poner esos ventiladores si aquí hay mucho viento?". La sentencia no procedía del rechazo popular, sino de cargos públicos. De aquella escasa cultura sobre los beneficios de las energías limpias se ha pasado a disponer de 21.000 megavatios de potencia instalada en España y al desarrollo de una industria que hoy es referente en todo el mundo, incluso en Alemania, un espejo en el que España ya puede mirarse como un igual.

Ese primer parque eólico, Los Lances, que sigue en actividad, es precisamente hoy uno de los primeros candidatos para sustituir sus viejos molinos, menos eficientes, por otros de última generación. Los parques eólicos del futuro tendrán menos aerogeneradores, pero con mucha más capacidad de potencia.

Cada vez más expertos del universo de las energías limpias coinciden en que la gran virtud del sector es que ha recibido apoyo de forma continuada desde el primer Plan de Energías Renovables que se diseñó en 1986 y que contenía "una capacidad de potencia instalada ínfima comparada a la que tenemos hoy", explican desde el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE). Aquel primer impulso a las energías limpias llegó por una reflexión de sentido común, añaden desde este organismo, y es la enorme dependencia energética de España respecto a los países exportadores de petróleo y gas, que hoy sigue pesando en la factura energética nacional.

Desde ese mismo punto de partida se entiende el debate de los años ochenta en España sobre abrazar la energía nuclear, que 20 años después se está poniendo en duda tras el accidente de la central japonesa de Fukushima, el pasado mes de marzo. Alemania anunció tras el desastre una moratoria sobre la vida útil de sus centrales. Japón y Suiza también han puesto en entredicho la energía del átomo.

De observar, admirar y envidiar el tejido industrial de otros países, España ha pasado a ser una referencia por un marco regulatorio continuado en el tiempo, con los sucesivos planes de energías renovables. "Hasta hoy. Es la primera vez que la energía eólica no sabe qué pasará a partir de 2012, cuando expira la actual normativa", explican desde una empresa eólica. Pero, crisis económica y financiera aparte, la evolución de las energías limpias es indiscutible.

Su gran salto se ha dado en apenas una década, con la llegada de la solar fotovoltaica y de la solar termoeléctrica. Tampoco podía imaginarse hace 10 años que los residuos forestales se utilizarían hoy para calentar calderas de biomasa, que empiezan a generar la demanda de particulares como sistema de calefacción en sus viviendas. Normas como el Código Técnico de Edificación, que obliga a la instalación de paneles solares sobre los tejados de edificios de viviendas, es una batalla más contra el despilfarro energético y la elevada factura por la importación de hidrocarburos.

El vehículo eléctrico es por el momento el último eslabón de una cadena de apuestas políticas que se han saldado con el desarrollo industrial del sol y del viento, impensable hace tan solo unos años, al mismo nivel que Alemania y Dinamarca.

La prioridad ahora es la innovación

El sector de las renovables en España está muy ligado a la inversión en tecnología. Esa es su fuerza y el esfuerzo de los poderes públicos debe orientarse hacia favorecer recursos en esa dirección, según las voces del sector.Las prioridades en este sentido varían en función de la tecnología. En eólica, el siguiente paso debe ser la repotenciación de los aerogeneradores más antiguos, que datan de los años ochenta. La eólica marina será el siguiente paso en España. En solar termoeléctrica, será necesaria su hibridación con otras tecnologías por su incapacidad de almacenar energía eléctrica. En todas, la innovación será la clave para la reducción de costes.

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