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Columna
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El riesgo parece haber cambiado

Los inversores pueden estar repensando el riesgo de las acciones, especialmente en relación con los bonos. Es una respuesta lógica a los movimientos en los mercados de deuda soberana del euro.

Normalmente, se espera que las acciones sufran al mismo tiempo que los bonos. Después de todo, las acciones están en la parte inferior en la jerarquía de los acreedores, lo que les hace los activos financieros más arriesgados. Podría esperarse una huida de los inversores de las acciones, ya que el mercado de bonos refleja, al menos en parte, los temores de recesión.

Pero los principales índices bursátiles, como Stoxx 600 y MSCI World, han sufrido modestas caídas. Las acciones estadounidenses muestran ganancias a corto y medio plazo. Y la última encuesta de gestores de fondos de Bank of America Merrill Lynch sugiere que el sentimiento del mercado de valores mejora. Hay varios factores que mantienen la esperanza para las acciones. De un lado, la crisis ha reducido el atractivo de los bonos. El riesgo soberano de la eurozona ha crecido. Incluso si no hay suspensión de pagos (excepto Grecia), la posibilidad hace que los bonos parezcan relativamente más arriesgados y las acciones, menos.

Mientras, las empresas tienen en promedio balances fuertes para mantenerse al margen de la crisis. Aparte de acciones financieras, las empresas no suelen tener exposición a bonos públicos. Es cierto que el debilitamiento económico significa que el crecimiento de las ganancias puede ralentizarse. Pero los datos de Thomson Reuters sugieren que las ganancias anuales, a nivel mundial, se incrementarán un 11,8% en los próximos 12 meses. La vida en Europa puede ser más dura, pero si sus males llevan a una intervención concertada de, por ejemplo, el BCE, las acciones podrían sacar provecho junto a los bonos.

Para las multinacionales, la exposición a los mercados de consumo industrial mundial es una ventaja. En general, los flujos de caja de las empresas sostienen las valoraciones. En comparación con las normas históricas, estas valoraciones sugieren que las acciones tienen un alcance limitado para nuevos descensos, a menos que suceda una catástrofe completa.

Las acciones no son invencibles, pero están bien equipadas para estos tiempos difíciles.

Por Robert Cole.

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