La crisis marca las elecciones generales 2011
No va más. Las urnas se han abierto a las nueve de esta mañana, y más de 36 millones de españoles están llamados a elegir la composición del próximo Parlamento y, por ende, al capitán de la nave que ha de guiar al país en tiempos de fortísima marejada.
Las encuestas del pasado fin de semana, las últimas legalmente publicables, auguraban una mayoría aplastante del Partido Popular, que podría sacar al PSOE alrededor de quince puntos porcentuales. Los sucesos posteriores, con la prima de riesgo tocando techo y amenazando a España con una posible intervención europea, no apoyan precísamente las aspiraciones del partido socialista aún en el Gobierno.
Las tensiones de la deuda y la sombra de los cinco millones de parados apuntan, pues, a que Mariano Rajoy será el próximo inquilino del Palacio de la Moncloa. Y lo logrará a la tercera, igual que lo hicieron antes Felipe González y José María Aznar. Solo el presidente saliente, José Luis Rodríguez Zapatero, puede presumir de haber conseguido la victoria en su primer intento, dado que Adolfo Suárez ya era presidente del Gobierno antes de las primeras elecciones democráticas.
La suerte parece echada, pero, sea quien sea el sexto presidente del actual periodo democrático, le espera un trabajo más que arduo. De entrada, tendrá que capear la presión asfixiante de los mercados, que han exigido un 7% de interés en la última emisión de bonos a diez años. Será complicado: la llegada de la tecnocracia a Italia y Grecia, con nuevos dirigentes en teoría atractivos para dichos mercados, no ha conseguido detener la espiral alcista.
Y, detrás de lo urgente, le quedará al ganador luchar por lo importante: el empleo. Las previsiones de los analistas y los organismos internacionales dibujan una tasa de paro superior al 20% al menos hasta 2013. Revertir esos oscuros pronósticos requerirá un esfuerzo ímprobo de colaboración con los agentes sociales, pero también con el sector financiero que ha secado el crédito. Si a ello se suma el desplome inmobiliario, se puede apostar porque el ganador de las elecciones generales 2011 tendrá esta noche motivos de alegría y orgullo, pero también de preocupación.