Banco de Valencia, 'too big to fail'
Si ya en su día debatimos la conveniencia o no de rescatar con dinero de todos los españoles a la Caja de Ahorros del Mediterráneo, otra entidad levantina vuelve a sacar a colación este debate teórico sobre las ayudas a la banca. Teórico porque, en la práctica, en España se rescata a todo el mundo. Incluso, en un extraña paradoja del espacio-tiempo, se rescata a entidades antes de que necesiten dinero.
Fue muy ilustrativo que la primera declaración oficial sobre el Banco de Valencia, entidad cotizada en Bolsa, con accionistas y demás -pese a que su presidente sea un ex presidente de la Generalitat- viniera del consejero de Economía del gobierno valenciano, Enrique Verdeguer, que lógicamente apuntó al FROB. El banco, después, dijo que necesita una importe de capital aún por determinar, para poco después anunciar una ampliacion antes de fin de año.
Seguimos sin saber cuánto necesita Banco de Valencia. En el mercado se barajan cifras de 600 a 800 millones sumando las necesidades de core capital y la dotación de nuevas provisiones. La entidad tiene 1.200 millones de fondos propios y vale en Bolsa 366. En otras palabras, cotiza ya con un descuento del 70%. Para captar, pongamos, 700 millones de capital, los actuales propietarios tendrían que diluir su participación en un porcentaje del 66%. Eso, sin aplicar descuento
El potencial inversor en Banco de Valencia puede consultar la página 18 de la cuenta de resultados semestral. El banco tiene 700 millones de suelo en balance, de los que casi 300 son suelo no urbanizable. Las coberturas totales para este apartado son 134 millones. Los créditos dudosos más subestándar concedidos al sector inmobilario suman 761 millones; las coberturas específicas, 56 millones. Todo eso después de que, en un año, el banco haya sacado de balance 260 millones de activos fallidos. Una joyita.
¿Y los accionistas? Bankia es el más relevante, con un 27% (aunque en realidad tiene control sobre el 39%). Dice que su presencia en el banco "es meramente financiera", pese a que el nuevo consejero delegado de Banco de Valencia (nombrado el 7 de octubre) era director de negocio de Bankia.
Salvo sorpresa con tintes de milagro, el potencial inversor será usted, amable lector, y lo seré también yo yo. La pelota se dirige al tejado del FROB. Como pasó con la CAM. Pero, quizá, este caso es más sangrante. Banco de Valencia es un banco más pequeño (con apenas 23.800 millones de activos no es precisamente Lehman Brothers) y es una entidad privada y cotizada en Bolsa.
Con el argumento de la estabilidad financiera y de los elevados costes asociados a una liquidación ordenada (garantizar depósitos, vender activos y con el dinero que se saque, retribuir a los bonistas) se han nacionalizado CCM, CajaSur, NovaCaixaGalicia, Unnim, la CAM, Catalunya Caixa. En casos como el de la CAM, con el objetivo delcarado de sanearla y venderla a un inversor que tendrá, además, un esquema de protección de activos para limitar sus pérdidas. Todo, con el dinero de los ciudadano.
Mientras, los bonistas de Banco de Valencia podrán respirar, como los de las entidades ya citadas, pese a que invirtieron su dinero en firmas mal gestionadas. Y los accionistas de Banco de Valencia (que han cobrado sus dividendos hasta marzo de 2010) solo sufrirán una dilución de su capital... Una política que ha desincentivado una gestión prudente de las entidades, al ofrecerlas un salvavidas por muy grande que sea el agujero que han creado (léase de nuevo la declaración del conseller). ¿De verdad es esta la única forma de hacer las cosas? ¿O es que hasta el Banco de Valencia es demasiado grande para caer?
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