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La deuda italiana entró ayer en zona de rescate

Italia se desborda y pone en peligro la unidad de Europa

Un seísmo con Italia como epicentro amenaza la supervivencia del euro. La prima de riesgo italiana rebasó ayer los 550 puntos, mientras el rendimiento exigido al bono superó el 7,2%, un nivel insostenible para la economía transalpina. Mientras la tormenta se recrudece en el mercado, la UE y el BCE se limitan por el momento a expresar su "preocupación" y Alemania insiste en la disciplina fiscal.

La zona euro ha quedado a la intemperie. La crisis que desató la semana pasada la convocatoria de un referéndum en Grecia -aparentemente neutralizada con la obediencia helena para cumplir con las reformas estructurales- ha quedado empequeñecida por un desafío todavía mayor y que desborda las frágiles defensas de que ahora dispone la Unión Europea. Italia está a punto de caer, derrotada por la presión insoportable sobre su voluminosa deuda pública. La zona euro ha sido incapaz de frenar la espiral en la que ha entrado su tercera mayor economía y que terminó por desbordarse en la jornada de ayer, cuando la deuda italiana ya cotizó a los niveles que desencadenaron los rescates de Irlanda o Portugal. El agravante en esta ocasión es que la situación crítica de Italia encuentra a la zona euro sin el cortafuegos con el que salvar a Roma -y proteger al resto de economías- y después de una maratón de cumbres al más alto nivel que no ha dejado ni mucho menos una fórmula convincente y de rápida aplicación que pueda apagar un incendio que se extiende sin freno.

Aunque esté muy lejos de la insolvencia griega, ayer se vino abajo el tabú de que Italia es demasiado grande para caer y los mercados encontraron vía libre para aplicar su lógica aplastante, mientras Alemania insiste en tensar la cuerda más allá del límite para reconducir el déficit. La situación de pánico estalló cuando la prima de riesgo italiana rebasó los 450 puntos en promedio de los tres grandes países de la zona euro que aún ostentan la triple A: Alemania, Francia y Holanda. Esto hizo que la London Clearing House (LCH) -la cámara de contrapartida más importante del mundo y a la que recurren los bancos como alternativa al mercado interbancario-, incrementara un 5% las garantías exigidas como colateral de la deuda italiana. La desconfianza hacia Italia llegaba así al corazón de la financiación bancaria y el efecto inmediato fue el desplome de la deuda transalpina. Los inversores deshicieron posiciones para entrar en el valor refugio por excelencia: el bund alemán, cuyo rendimiento cayó hasta el 1,717%, cerca de los mínimos históricos del 22 de septiembre (1,67%). Así, la rentabilidad del bono italiano pasó ayer del 6,76% al 7,2% y llegó a estar al 7,48%. La prima de riesgo se situó al final de la sesión en el entorno de los 553 puntos, un nivel absolutamente insostenible. España aguantó la tormenta, aunque no pudo sustraerse al seísmo: la rentabilidad exigida al bono pasó del 5,63% al 5,82%. La prima de riesgo se situó en 410 puntos.

La convulsión alcanzó a todo el área euro. La prima de riesgo de Francia hizo máximo histórico en 148 puntos, con una subida de 18 puntos. El spread de Bélgica se elevó a 264 puntos (15 puntos más).

El efecto se extendió a la renta variable, dado que los inversores optaron por huir de los activos de riesgo y acaparar liquidez. Y son precisamente los activos bursátiles los más líquidos. El Ibex cedió un 2,09% y concluyó en 8.340,6 puntos, mínimos de un mes; Milán bajó un 3,78% y cayó al nivel más bajo en dos semanas. Pero los números rojos no fueron patrimonio de estas dos plazas financieras. El Dax retrocedió un 2,21%; el Cac de París, un 2,17%; el Footsie de Londres, un 1,92% y el Euro Stoxx, un 2,34%. En Wall Street, las caídas fueron del 3,20% en el Dow y del 3,67% en el S&P.

El mercado de CSD, credit default swap, también contribuyó al caos. Los inversores temen que se extienda a otros títulos la propuesta de una quita del 50% para la deuda griega, que dejaría a los CDS sin efecto de protección sobre esos bonos, al tratarse de un recorte de valor "voluntario" y no de una suspensión de pagos. Y esta amenaza al poderoso y desregulado mercado de CDS sirvió para alimentar las ventas de deuda.

En medio del caos, las entidades financieras empiezan a hacer recomendaciones políticas, después de que las presiones hayan costado en las dos últimas semanas el puesto a los primeros ministros de Grecia e Italia. "En la lucha contra la crisis de deuda soberana, una solución excelente sería la formación de gobiernos tecnócratas no políticos, dado que la confianza de la sociedad en los políticos desciende, la resistencia a las reformas estructurales se fortalece y los partidos políticos temen las consecuencias electorales de implementar reformas dolorosas", explica Citi.

Y frente a la hoja de ruta que marcan los mercados y las alarmas que se disparaban ayer desde Italia, los líderes de la UE permanecieron en silencio o solo hablaron para añadir más leña al fuego. Así, el ministro alemán de finanzas, Wolfgang Schäuble, se mostró poco preocupado por la situación de Italia porque, señaló, la prima de riesgo es similar a la que había antes del euro. Schäuble recordó además a Italia que puede recurrir al fondo europeo de estabilidad financiera (EFSF, en sus siglas en inglés) si es necesario. El problema es que es precisamente Alemania quien más trabas ha puesto a la ampliación del fondo.

La cumbre de la zona euro de finales de octubre acordó la ampliación de ese fondo hasta el billón de euros, aunque eludió las aportaciones adicionales de sus socios y fió su reforzamiento a la contribución de los países emergentes, que se desmarcaron en la cumbre del G-20, a la vista del caos político que desató la convocatoria del referéndum griego. La cumbre tampoco dio al BCE el aval para actuar con contundencia en el mercado, con compras arrolladoras de deuda que habrían prevenido la escalada incontrolada del riesgo país italiano. Y la institución, bajo influjo alemán, se resiste a comprar bonos de forma más activa.

De momento, la apuesta sigue pasando por la puesta en marcha de las reformas estructurales en Grecia -foco inicial del incendio- e Italia. Pero la promesa de dimisión de Silvio Berlusconi anunciada el martes demostró ser completamente inefectiva a ojos del mercado. La política volvió a quedar ayer de lado, ante el efecto bola de nieve desatado por las cámaras de contrapartida central.

El panorama no parece que vaya a mejorar pronto. "Es probable que nos estemos acercando a los máximos de penalización sobre la deuda italiana, pero nuestro escenario central es que el mercado seguirá volátil e inestable mientras los tenedores de bonos no reciban garantías de que las reformas estructurales son efectivamente puestas en marcha", aseguran en Goldman Sachs. Con este panorama, Bruselas anunciará hoy sus previsiones macroeconómicas.

Los factores que pesan sobre Italia y el euro

 

1. La certera línea de crédito del FMI

El FMI emergió en la cumbre del G-20 como la institución en mejor disposición para apoyar a los países de la zona euro en apuros. Una delegación del FMI tutelará este mismo mes desde Roma la puesta en marcha de las reformas estructurales en Italia, que niega haber pedido ayuda a la institución. El FMI dispone de una línea de crédito que podría activarse de manera más rápida y efectiva que el exiguo fondo de europeo.

 

2. Fondo europeo con escasos recursos

El mercado pone a Italia contra las cuerdas sin que haya esta vez un colchón a nivel europeo capaz de asumir el coste de proteger a un socio de semejante tamaño. El fondo de rescate tiene ahora recursos disponibles por unos 270.000 millones de euros y aspira a elevarlos al billón. Sin embargo, la zona euro no ha concretado cómo conseguirlos, después de la negativa de los países emergentes a contribuir.

3. Compras limitadas del BCE

El BCE ha renunciado a asumir un papel protagonista. Asume la tesis alemana de que no debe actuar como prestamista de los países en dificultades y actúa en la misma línea en favor de la austeridad. El presidente, Mario Draghi, ya apuntó la pasada semana que las compras de deuda soberana son temporales y limitadas pese a que, en opinión de muchos expertos, serían la única fórmula capaz de rebajar la tensión.

4. Largo camino hacia los eurobonos

Son la gran promesa frente a la crisis, aunque se enfrentan a la oposición de Alemania. Merkel recibió ayer con reservas la propuesta de expertos de crear un pacto de amortización de la deuda, muy próxima a los eurobonos y por la que la zona euro respondería con una garantía común por sus emisiones. Pero aún queda un largo camino de ajustes hasta la convergencia económica real que los haga posibles.

Castigo a la banca por su billón en deuda italiana

La nueva fase de la crisis de deuda soberana sigue golpeando de lleno a los bancos internacionales, que tienen una exposición a la deuda pública italiana de más de un billón de euros. El sector financiero perdió ayer en promedio un 3,72%. Algunos bancos italianos figuraron entre los más castigados: Unicredit se dejó un 6,81%; Banca Popolare de Milano, un 6,11%, e Intesa Sanpaolo, un 4,25%. El castigo llegó a nombres ilustres de Europa. SG cedió un 3%; Deutsche Bank, un 4,36%; Lloyds, un 4,74%, y Credit Suisse, un 5,13%. En España, Sabadell se dejó un 2,14%; CaixaBank, un 2,33%; Santander, un 2,4%, Popular, un 2,45%; BBVA, un 2,63%, y Bankinter, un 3,87%.El castigo bursátil estuvo en proporción a los riesgos con Italia. La entidades francesas lideran la exposición a deuda transalpina con unos 370.000 millones de euros, seguidas de las americanas (225.265 millones), las alemanas (162.260 millones) y las británicas (75.700 millones). Los bancos españoles tienen unos 41.900 millones.Italia afronta hoy una subasta de deuda a corto plazo por un importe de 5.000 millones de euros. Un nuevo desafío para el mercado.

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