La amenaza del rescate de Italia precipita la dimisión de Berlusconi
Italia acaba de reproducir el patrón vivido en los últimos días en Grecia. Silvio Berlusconi se comprometió ayer a dimitir una vez que queden aprobadas las reformas económicas exigidas por la Unión Europea, después de que la extrema desconfianza del mercado hacia su capacidad para abordarlas haya colocado a Italia al borde del rescate. La prima de riesgo rozó ayer los 500 puntos básicos.
Parecía que Il Cavaliere iba a ser capaz una vez más de hacer malabares políticos y prolongar su agónico mandato, protegiendo de paso su valiosa inmunidad parlamentaria. Pero, a diferencia de en anteriores ocasiones, la economía italiana se ha adentrado en los últimos días en un terreno extremadamente peligroso, que la ha dejado a los pies del rescate y ha puesto en evidencia sus debilidades para resolver sus problemas en solitario.
Berlusconi había conseguido ayer sacar adelante la aprobación de los presupuestos en una votación en la que perdió la mayoría parlamentaria y en la que quedó de manifiesto su absoluta debilidad política. Quedaba patente la ausencia de un gobierno con la fortaleza necesaria para poner en marcha las contundentes reformas que exigen el FMI y Bruselas en materia de pensiones, mercado laboral, administración pública o justicia. Berlusconi tuvo que encajar las reprimendas por el retraso en los ajustes en la misma cumbre del G-20 de la semana pasada, en la que se acordó que el FMI y la Comisión Europea comenzarían a supervisar la puesta en marcha de las medidas requeridas a la economía italiana. En definitiva, la tutela propia de un país rescatado, aunque no hubiera aún ayuda de por medio.
Pero, tras las innumerables presiones políticas -tanto fuera como dentro de Italia-, ha sido la dinámica arrolladora de los mercados la gota que ha colmado el vaso y precipitado la caída de Berlusconi. La prima de riesgo italiana volvió a rozar ayer la inquietante zona de los 500 puntos básicos, con el bono a diez años al 6,76%. Niveles insostenibles para un país con una deuda pública que supera los 1,6 billones de euros, equivalente al 120% del PIB.
Berlusconi aún tuvo ocasión de desmentir una vez más su dimisión al término de la votación de los presupuestos de 2010, antes de su encuentro con el presidente de la República, Giorgio Napolitano, tras el que sucumbió a la magnitud de los acontecimientos. Así, Berlusconi se comprometió ante el jefe del Estado a renunciar una vez que hayan quedado aprobados en el parlamento los ajustes que reclama el FMI y Bruselas. "Una vez cumplido ese trámite, el primer ministro pondrá a su cargo a disposición del jefe del Estado, que procederá a las consultas habituales para formar un nuevo gobierno", recogía un comunicado de la Presidencia. Berlusconi añadió poco después que la única opción para resolver la crisis política es celebrar elecciones anticipadas.
A partir de ahora, lo previsto es que el Ejecutivo presente hoy la enmienda a los presupuestos de 2012 que incluye las reformas estructurales, que podrían votarse en el parlamento la próxima semana, momento en que se haría efectiva la marcha de Berlusconi. El primer ministro cede así a la presión de los mercados, que volvieron a mostrar ayer abiertamente su disgusto ante la idea de que permaneciera al frente del gobierno. Las Bolsas comenzaron la jornada al alza, con la esperanza de su dimisión, pero se desinflaron al cierre. La Bolsa de Milán apuró un alza del 0,74%. Solo el Ibex ganó menos, el 0,55%, frente a los ascensos del 1,2% del Euro Stoxx; del 1,03% del FTSE o del 1,28% del Cac 40.
Sin embargo, la cara más cruda del veredicto de los mercados sobre Italia sigue siendo la prima de riesgo del país. Llegó a caer a 474,5 puntos antes de conocer el resultado de la votación parlamentaria para dispararse a continuación hasta los 497 puntos, ante la supuesta continuidad de Berlusconi. "Italia está cada vez más cerca del punto de no retorno", afirma Javier Ferrer, responsable de deuda pública de Ahorro Corporación, que advierte del riesgo elevado de que las cámaras de contrapartida en que se financian los bancos empiecen a endurecer las garantías que exigen para aceptar deuda italiana como colateral, tal y como sucedió con Portugal e Irlanda en las jornadas previas a sus respectivos rescates. El diferencial de la deuda italiana sobre los tres países de la zona euro que disfrutan de la triple A -Alemania, Francia y Holanda- está en los 430 puntos básicos, muy cerca de los 450 puntos a partir de los que se endurecen los requisitos de financiación en la cámara de compensación LCH Clearnet, que ayer se apresuró a aclarar que no ha modificado por el momento la exigencia de garantías.
Pero la dinámica del mercado demuestra que, con un escaso volumen de negociación, el efecto de la presión se multiplica sobre la deuda soberana en apuros. Así, en la jornada de ayer se negociaron 686.000 contratos de futuros sobre el bund alemán, frente a los apenas 12.000 contratos sobre el bono italiano a diez años. "El mercado secundario se mueve con muy poco volumen. Debe de haber muchas operaciones fuera de mercado", explica Javier Ferrer.
La tensión en Italia mantuvo un día más bajo presión a la prima de riesgo española, que se esfuerza por alejarse del foco italiano y se mantuvo en los 383 puntos básicos. Barclays Capital señala que España tiene a favor un volumen de deuda pública inferior a la italiana y que es ese elevado endeudamiento el que complica enormemente la financiación en Italia, incluso a pesar de que se resuelva el marasmo político y se implementen las reformas con rapidez. A la pregunta de si Italia -miembro fundador de la UE y con una potente industria- puede seguir caminando sola, sin la ayuda externa del FMI, la respuesta de Barclays es que no. Con o sin Berlusconi.