Televisión pública en despilfarro
Las televisiones públicas perdieron 536 millones en 2010, un 7% menos que un año antes. Con ser para asustarse si se compara el enorme coste con su nivel de servicio público en términos de calidad, esta cifra es solo una pequeña parte de los tan gigantescos como inadmisibles números rojos que generan. Porque el pozo sin fondo que son en su mayoría las televisiones públicas las llevó a perder en realidad 2.454 millones el año pasado, es decir, la suma de la primera cifra citada y los 1.918 millones que percibieron en concepto de subvenciones. Podría creerse que, en línea con el resto del país, el sector público televisivo se está apretando el cinturón al ritmo de la crisis. No hay tal. Las subvenciones crecieron un 23% el año pasado, y hay que añadirles además otros 396 millones de aportaciones patrimoniales de las comunidades autónomas.
Sin embargo, aunque estas cifras incluyen a TVE, es en las autonómicas donde está el gran despilfarro. A ellas corresponde casi el 70% de las subvenciones, y a pesar de actuar en competencia desleal con el sector privado, sus cuentas -con las de Madrid y, sobre todo, Comunidad Valenciana a la cabeza- acumulan una deuda con entidades de crédito cercana a los 1.500 millones. Urgen medidas que acaben con este intolerable derroche de fondos públicos. Si con una economía boyante sería bochornoso, tal dispendio en plena crisis es indignante.